martes, 29 de mayo de 2007

Expediente Dennis Cooper


Fascinación

El proceso mental de Dennis Cooper resulta intrigante. Se trata de una afirmación objetiva, la más ligera que puede hacerse sobre la obra de Cooper. En ese proceso mental suyo, Dennis Cooper se desentiende por completo de cuanto le aburre. Paralelamente, en su proceso artístico desecha todas las reglas de la realidad normal. Se desentiende de los lugares comunes, para regresar a la tierra y al ser humano en medio de una tormenta de extravagancia.

Si alguien ha conseguido durante los últimos veinte años trascender los límites recomendables de la escritura, no en cuanto a forma, que es la forma fácil de hacerlo, sino en cuanto a fondo, que es evidentemente la opción arriesgada, ése es Dennis Cooper. Cooper ha conseguido crear un microcosmos corrupto y espeluznante, un universo enfermo en el que a nadie se le ocurriría ir a buscar la belleza, porque parece imposible que exista ahí, ya sabes, entre tanta confusión, tanto desconsuelo, tanta contaminación marchita, locura involuntaria, asfixia vital y tortura sin sentido. La verdad es que nadie, al menos ningún otro escritor, puede saber si ahí hay o no la belleza en ese infierno, porque nadie, al menos ningún otro escritor, ha entrado antes en el mundo de Dennis Cooper.

Repugnancia

En los ojos de los que leen a Dennis Cooper -y en los que leen a los que han leído, y en los de los que leen a los que han leído a los que han leído...- siempre hay algún tipo de inmoralidad de la que hacerse eco. Aun así, muchos eligen callarse. Porque prefieren huir hacia lo neutro para evitar cualquier tipo de censura o porque temen el poder de las cosas sobre las que habla Cooper. O porque se quedan mudos, simplemente. Quién sabe. Fantasean un rato con la inmoralidad más salvaje y luego la dejan a un lado, avergonzados.

Asco y miedo son cuestión de perspectiva. Leyendo a Cooper es imposible no sentirlos, en mayor o menor medida. Sin embargo, aunque la mayoría de los libros de Dennis Cooper giran entorno a los mismos temas, a quienes ven más allá de las obscenidades marca de la casa se les aparecen inevitablemente otras cosas. Nunca parece haber un final para Cooper. Y no lo hay, porque el límite es siempre la muerte y Cooper fantasea con ella continuamente.


Dennis Cooper traslada al lector la mayor de las responsabilidades. La de vencer al miedo a descubrirse a sí mismo en los peores y más peligrosos gestos. Es más, el lector debe llegar hasta allí para contemplar el cuadro completo. Solo desde dentro del círculo es posible encontrar la vuelta de tuerca a esa percepción que se tiene en el exterior, aterradora y violenta.

Lo que escribe Dennis Cooper es tan destructivo, está tan fuera del alcance moral que uno tiene que empezar a aferrarse a algo más humano, al primer sentimiento mínimamente sano que se le cruza por delante. Ese sentimiento es siempre la ternura.

Ternura

A los personajes de las novelas de Cooper no les motiva nada. Nada dan, y nada piden. Es sobre esos cimientos sin esperanza, desprovistos de una mínima ilusión por la vida, donde se abre paso esa pizca de ternura. Nada espectacular, desde luego. Nada que convierta esos libros en un canto al amor o al optimismo. Más bien algo que insinúa que incluso bajo las circunstancias más malsanas imaginables, sea cual sea el cul-de-sac emocional o social en el que te encuentres, hay siempre algo que parece humanidad.

Los desposeídos que protagonizan "Cacheo" o "Guía" padecen los más extremos desequilibrios. Pero en este mundo en el que a nadie le importa nada, los desheredados sí importan. Ojo. Sus patologías no se magnifican, como en otros sitios, con un halo de malditismo. Cooper se cuida mucho de mitificar el consumo de drogas, el sexo con pre-adolescentes o la violencia, por ejemplo. Pero también de juzgarlo. En lugar de eso, le da una apariencia que recuerda al peor de los infiernos: El del aburrimiento.

Pese a la creencia general, no está claro que Cooper sea un autor para desequilibrados. Es más, seguramente hace falta una cierta serenidad para leerlo. Ciertamente, Cooper es un autor con el que se pueden identificar personas inestables o profundamente decepcionadas, sí. Pero no asesinos en serie o pedófilos. En realidad, un asesino en serie nunca leería a Cooper. Se le pasaría la trempera.

¿A favor?

Es fácil sentir el impacto que supone leer una de las novelas de Dennis Cooper. Lo difícil es admitir que se uno se siente atraído por ellas. Cooper es con toda seguridad el autor más esquivado de la era de Internet. Gracias a su crudeza, a Cooper da más grima reivindicarlo que a, por ejemplo, Kathy Acker, mucho más abstracta y poética en su tratamiento de temas similares.

Existe una especie de barrera invisible. En uno de los lados de esa barrera, el blog de Cooper fue hackeado en noviembre y su cuenta de flickr despareció hace poco más de un año, en lo que parece un arrebato de decencia de la propia red, decidida a engullir a Cooper. Mientras tanto, en el otro lado de la barrera, personajes como Dickon Edwards reivindican siempre que tienen ocasión al escritor. En España, Anagrama parece haber renunciado a los derechos de sus obras, y Acuarela ha editado "Guía", finalmente una novela con todos los ingredientes habituales de Cooper, tras la antología poética de "Dream Police". Jesús Llorente es, no hace falta decirlo, fan de Dennis Cooper, como lo es un inspirado Nacho Vegas que escribe el prólogo de "Guía". Cualquier cosa que pueda aportar esto que estás leyendo, está mucho mejor explicada allí. Lo mejor de Nacho Vegas, sin duda, junto con la idea de decorar recibidores con una imagen de Marc Bolan de tamaño real.

B'dum b'dum

1 comentario:

Anónimo dijo...

Acabo de terminar "Chaperos" y es la primera novela que leo de Cooper. Impresionante y terrible. Una escritura moderna, cuidada y formal con recursos literarios actuales pero con un fondo durisimo que hace dificil incluso imposible leer algunos de sus parrafos. Totalmente de acuerdo con el analisis que haces de su obra, que desconozco pero que raudamente voy a comprar en la libreria hoy mismo...
De lo mas inquietante que he leido ultimamente, que no quiere decir lo mejor claro, pero aún asi imprescidible conocer.