jueves, 26 de junio de 2008

Semifinales

Un partido de Eurocopa sin ningún tipo de interés y un asalto de la vida real en forma de esclavizante declaración de renta a última hora... Un país y cuatro neuronas paralizadas por igual... La energía se produce donde nadie la espera, cuando ya nadie la espera y de la manera más inesperada...

Gracias, entre otros, a quienes lo pidieron con insistencia (vosotros sabéis quién sois), a quienes resisten con cabezonería y a quienes se reinventan con valentía...

No podíamos ser menos...

viernes, 14 de septiembre de 2007

Mark Sultan - The Sultanic Verses (2007)

Mark Sultan, "galàctic" y "boletaire" con gorra, sección garage-punk, Montreal


En la música de Mark Sultan (aka BBQ) se oye a la perfección el eterno y vital traqueteo del rock’n’roll. Impregnadas de la energía impaciente de hacer algo y grabarlo antes de que se pierda la chispa, prendidas de la excitación de un garage que remite al rhythm’n’blues, al doo-wop y al highschool, las canciones de Mark Sultan se hermanan con las de Jay Reatard en la renovación (debe existir por fuerza una palabra mejor) de un rock’n’roll radiante, impulsivo, afilado y capaz de ver el lado cómico de las cosas. Mark Sultan es Eddie Cochran, TV Personalities y Young Fresh Fellows donde Jay Reatard es Devil Dogs y Adverts, o The Gris Gris son los nuevos 13th Floor Elevators. “The Sultanic Verses” es una deliciosa hornada de pastas caseras, de formas irregulares pero apetitosas hasta decir basta, cocinadas en cuatro pistas, y regadas de xilofones, panderetas, palmas y un tip-tap tip-tap tip-tap de mover las extremidades a lo binario, con el más básico de los ritmos rock. Indie pop en formato 60s punk que hará que se te inunde el paladar y no quieras volver a probar jamás la cocina creativa o los chuletones que confunden grasa con sustancia.

B'dum b'dum

martes, 4 de septiembre de 2007

¿Qué ha sido de la bonita música de nuestros abuelos?


Robert Crumb a los cuarenta

Aunque la versión oficial así lo establezca, Robert Crumb no es solo ese pionero del underground del que hablan los libros de historia: padre perverso del gato Fritz, Mr Natural y Mr Snoid, autor de la portada del "Cheap Thrills" de los Big Brother de Janis Joplin, y editor fundador del mítico fanzine Zap. Material todo éste íntimamente relacionado de uno u otro modo con la revolución psicodélica y los años marcados por el flower-power californiano, se trata simplemente de la cara más conocida de un autor que se alejó en cuanto pudo del hippismo y las etiquetas, y que nunca dejó de publicar cómics, sin preocuparse lo más mínimo de lo que la fama reclamaba de él.


Los ochenta y los noventa fueron para Crumb los años de madurez. Ya no era, como lo fue en los sesenta, ese joven dinámico, con iniciativa y entusiasmo, dispuesto a abanderar un comix underground en sintonía con los tiempos que corrían. No, las personas habían cambiado, los tiempos habían cambiado y Robert Crumb se había dado cuenta a tiempo. Se convirtió en un verdadero espíritu libre de la historieta, alguien que sabía que su nombre le permitía ciertas licencias en el marco de una cultura que él mismo había ayudado a crear, y que por tanto no estaba obligado a obedecer ninguna regla fija.

En el Crumb de los ochenta, recogido en álbumes como "Mis problemas con las mujeres", "Mode O' Day" o "La historia de mi vida" (1) se pueden encontrar...
  1. Parodias autobiográficas: El Crumb pervertido, el Crumb amargado, el Crumb de carne y hueso, en definitiva, lleno de defectos y encantos difíciles de apreciar.
  2. Personajes públicos: Es decir, pretextos e iconos para las más arriesgadas visiones y opiniones del propio Crumb, encubiertas tras las apariciones "estelares" de Philip K. Dick (místico-iluminado), Jean-Paul Sartre (alucinado, capaz de provocar la náusea con su sola presencia) o Donald Trump (la razón capitalista como generador de irritante seguridad en unos y de odio visceral en otros). Las ocho páginas del homenaje a Philip K. Dick se pueden leer aquí
  3. Cosas de la edad: Cuando Robert Crumb se enfrenta a sí mismo en "La crisis de madurez de tío Bob" lo hace con toda la calma y la serenidad del mundo. Así es exactamente como aparece la crisis en el mundo real. Un buen día te levantas y allí está, a tu lado sin hacer ningún ruido, pero omnipresente y del todo posesiva. Y ni siquiera un buen disco o la mejor de las mujeres pueden hacer que desaparezca.
  4. Alta y baja cultura: O "La Náusea" vs el pijerío. Sartre contra Mode O'Day. Del más alto al más bajo de los estamentos culturales, todo puede ser abominable y, a la vez, provocar una sonrisa.
  5. Autocrítica de los sesenta: Oh, Dios, ¿cómo nadie fue capaz de verlo?... "Hacia 1969, un demonio llamado paranoia empezó a deambular por Hashburg. Las drogas se hicieron duras y la gente usaba pipa. Atracos, crímenes, violaciones, comercialización y demás plagas cayeron sobre el barrio... un espectáculo repugnante... Entre 1969 y 1970, la gran rueda se puso a girar vertiginosamente, despidiendo a la gente en todas direcciones. ¡El rollo se desintegraba a toda leche!. Entonces no teníamos claro que nos encontrábamos en la cresta de una ola... creíamos que nunca se iba a venir abajo... Pero, por último, la ola fue a estrellarse contra la costa... Dejando a la tira de gente hecha migas y con un sabor salado en la boca...". Y tras este gran resumen basado en sus propias vivencias hippies, Crumb añade, irrespetuoso consigo mismo: "¿Os quedáis con la metáfora poética?".
  6. La bonita música de nuestros abuelos: "¡Odio a Bruce Springsteen! ¡Shylock! ¡Usurero! ¡Contaminador de almas! ¡Embaucador de inocentes! ¡Proxeneta! ¡Alcahuete! ¡Puta barata!". Y un par de páginas más adelante Crumb confiesa sus porqués: "No sé... supongo que será de tanto escuchar discos antiguos... un mundo perdido, auténtico de veras... la extinción de las viejas y ricas tradiciones musicales... ¡A mí se me parte el corazón!". Y debe ser verdad; no hay más que verle acariciar devotamente esos discos de la Okeh, Victor, Domino, Banner... blues, jazz y folk de otra era mucho más crujiente. Música hecha con la tabla de lavar, grabada a 78 rpm y con la estática en su sitio.

  7. Muchas mujeres: La verdad es que ciertos colectivos (nominalmente las feministas) no son capaces de ver la enorme ironía de ponerse en ridículo a uno mismo el primero. Y Robert Crumb frente a las Supermujeres Crumb resulta siempre ridículo. "La fealdad no es ningún mérito personal" reconoce el más-bien-feo Crumb, quien de pasada se autoparodia haciéndose llamar "El llorón cósmico". Se diría que pone a prueba a las feministas, dejando entre viñetas clarísimos mensajes ("Esto es una alegoría, ¿vale?") que solo un imbécil podría pasar por alto. Hasta un ciego lo vería: Si esas mujeres-neumático están por todas partes es porque Crumb es aún más mequetrefe a su lado.
  8. Agresividad y ternura: Se trata de cómics. Tiene que haber patadas, mamporros, algún refriegue de sexo gorrino, casi-sado-maso... Como personaje, Crumb reparte y recibe un poco de todo esto. Cuando reparte lo llaman "agresividad", cuando recibe lo llaman "ternura".
Robert Crumb hace, en definitiva, lo mejor que podía hacer ante el viejo Crumb de los sesenta: Se gana la partida a sí mismo. Anacrónico y sin deudas por paliar, se exhibe por fuera y por dentro. Escribe como si hubiera llegado al cabo de la calle. Como si estuviese flotando en un tiempo robado. Como si hubiera cortado las amarras sin tener que levantarse a buscar las tijeras. Juega como si aún tuviese todas las cartas escondidas bajo su larga manga.

Y seguro, seguro, que esa bonita música de nuestros abuelos tiene algo que ver...

B'dum b'dum

(1) Todos ellos editados en castellano por La Cúpula. Llegaron envueltos en papel de regalo, delatando a Mic como ideólogo-buscador.

miércoles, 29 de agosto de 2007

Indies tropicales

Reconforta poder comprobar cómo hay quien es capaz de mantener la mente despierta incluso en verano. No todo puede ser parálisis, no todos sucumben a la pereza y a la apatía que, en realidad, es portadora de un mensaje claro y evidente: El resto del año nos deja A-GO-TA-DOS. Hartos. Exhaustos.

A casi todos.

Pero no a todos. La Increíble Verdad mantuvo la inspiración y tocó a The Go-Betweens, Psychic TV, The Killers, Will Oldham, Billy Childish, Les Rita Mitsouko, el africanismo, The Pop Group y el kitchen sink pop. Con el esmero y la profundidad habituales, nada de rascadita en la superficie y a correr hacia el p2p más cercano con un cohete en el culo. Divagó sobre esterotipos y nos dio la noticia-disgusto del verano (la muerte de Tony "Factory" Wilson), entre breves y otros enlaces de interés protagonizados por Tarantino y su "Death Proof", M.I.A., Durrty Goodz, Daddy Yankee o Timbaland. Lo mejor, también por inesperado, dado el carácter eminentemente "post punk" (léase con varios pares de comillas) del blog, fueron los contenidos sobre Burial y el dubstep, amén de la nota al margen sobre "Hijos de los hombres", de Alfonso Cuarón, película que, de no existir La Increíble Verdad y el dubstep, tal vez hubiéramos tardado demasiado en descubrir, especialmente llevando la firma del director de "Y tu mamá también".

Una de las cosas que hacen interesante al dubstep es, además de su estratégica ubicación en la hasta hace poco tierra de nadie entre el dub y el drum'n'bass (olvidémonos a propósito del garage y el 2-step, cuyos vínculos con el dubstep tienen más que ver con la geografía y el ciclo de vida de los clubs británicos que con la música), el halo de misterio que rodea al género y que, en cierto modo, le da entidad. Por todas partes aparecen entradas web y explicaciones pedagógicas (la palma se la lleva la entrada de la wikipedia, con patrones de audio embebidos y todo) que intentan situar el dubstep y hacerse eco de la expansión vírica de la escena. Porque desengañémonos, a pesar del bien conseguido anonimato de Burial y otros, o de las recias comunidades virtuales que han acompañado el desarrollo del género (especialmente el dubstepforum), el destino del dubstep podría perfectamente ser el de convertirse en un estilo musical de "clubs para guía de viajes", al modo de su predecesor, el drum'n'bass, y el lejanísimo progenitor de éste, el soul. En cualquier caso, la del dubstep ya no es más una escena comandada por tipos deseosos de organizar algo muy secreto. A estas alturas, resulta difícil distinguir quién va realmente de incógnito y quién va disfrazado de anónimo.

Perversamente interesante sería saber lo que piensa Adrian Sherwood de todo esto del dubstep, un estilo no demasiado alejado del sus propios y ya decanos hallazgos. O Andy Weatherall, hábil pionero del dub electrónico en las grabaciones para Warp de Sabres of Paradise y Two Lone Swordsmen, una saga que todavía dura y que tiene su origen a principios de los noventa. Por lo demás, todo el mundo parece asumir sin demasiadas quejas que el dubstep es un estilo nuevo, y que representa la evolución y el futuro del dub, además de resultar un movimiento perfecto para desencajar determinadas piezas del 2-step y el drum'n'bass, que parecían acorraladas y sin que nadie fuese capaz de encontrar un camino de salida para ellas. Siempre atento no solo al pasado sino también al presente y al futuro, Soul Jazz posee una de las referencias clave del género, "Box of Dub". Una excelente introducción al dubstep y a la actual escena dub en general, a la que retrata como un estilo vivo y autónomo, perfectamente capaz de salir de su estancamiento, via UK. Una vez más (y van...).


Lo que viene a continuación es un poco lo de siempre, un guión de sobras conocido por todos y repetido hasta la saciedad en las interpretaciones de miles de actores, a lo largo de décadas de música popular y márketing artístico. El verdadero underground empezará a mirar hacia otro lado, mientras un underground, digamos, de pacotilla extraerá los tics sonoros más característicos del dubstep y los perpetuará sin miramientos en adaptaciones y relecturas, convirtiendo el género en algo totalmente estéril y sin evolución. En presencia del éxito, estos cálculos rara vez se equivocan, se llame como se llame el estilo.

Al lado de La Increíble Verdad, el fotolog de Días de Rubias ha mantenido una infalibilidad a prueba de bombas durante los difíciles meses estivales. Pase lo que pase, Quique siempre está ahí, dispuesto a balancearse, a entusiasmarse o a hacer zig-zags, si la música lo pide. Con Días de Rubias hemos podido seguir de lejos los restos estivales de la habitual agitación barcelonesa, entre varias decenas de pequeños momentos musicales que bien valen un viaje al youtube o al myspace de Edwyn Collins.

Los Fiery Furnaces son, sin duda, los campeones del verano:


"Tropical Iceland". Los hermanos Friedberger jugando con los contrastes de temperatura: Olas que se convierten en montañas de nieve y palmeras que se apartan para dejar a la vista grandes bloques de hielo. La canción ya tiene sus buenos cinco años, pero sigue igual de refrescante, inaccesible al frío. Si no nos hubiésemos tomado a los Fiery Furnaces tan a la ligera como a las Breeders, tal vez estos bonitos paisajes dibujados del vídeo estarían colgados en algún pared especial de la casa, invitando a meterse en ellos. Pero así es el escepticismo, nadie está libre de él. Hace que nos perdamos cosas así.

No obstante, si hay una imagen que se aproxime, aunque sea inintencionadamente, al sentimiento de tener que volver al trabajo, debe de parecerse a la de este Elvis Costello rígido y lleno de ira de 1977 (1). A su lado, Paul Weller parece un angelito anunciando condescendencia.



Estamos de vuelta. Aproximadamente.

B'dum b'dum

(1) Los créditos van nuevamente, cómo no, para Días de Rubias.

viernes, 24 de agosto de 2007

Gangsters tropicales

"KID CREOLE AND THE COCONUTS are washed uponthe shore of B'Dilli Bay-Island of sinners ruled by outcasts where crime is the only passport and RACE MUSIC the only way out!"
Notas de contraportada del álbum de Kid Creole And The Coconuts "Tropical Gangsters"


Hay largos períodos -dos días, dos semanas, dos décadas- en los que resulta imposible entender nada, en los que ni se posee una referencia de lo vivido ni se ha extraído todavía ninguna conclusión válida a partir de lo adquirido con el tiempo y la experiencia. Sea lo que sea lo que impide ver las cosas claras se asemeja bastante a una niebla de lo más puñetera: a falta de un faro lo bastante potente como para marcar el camino de un modo riguroso, desubica indiscriminadamente a cuanto individuo se ve envuelto en ella. Cuando uno consigue aclarar su perspectiva, en general los otros siguen viendo lo mismo que veían antes, como si no fuesen capaces de percibir la verdad materializándose ante ellos y deslumbrándoles con su evidencia. Definitivamente, la memoria de cada uno se ve afectada de un modo distinto por la niebla.

Por ejemplo, prácticamente nadie parece darse cuenta de que August Darnell es uno de los grandes genios aparecidos en la época del post-punk. En medio de un preocupante desinterés generalizado, solo una minoría (eso sí, selecta) se apresura a quitarse el sombrero ante la mención de Kid Creole And The Coconuts. John Carney lo hizo de maravilla en la difunta Tangents: "August Darnell is one of the great pop figures, in stark contrast to his dreary detractors". Desde una perspectiva francamente atrevida, Carney perseguía, tomando a los Jesus And Mary Chain como punto de partida (1), los pasos de Darnell, desde sus primeros pasos en la Dr Buzzard’s Original Savannah Band hasta la eclosión mediática -no mencionada en el artículo- de Kid Creole & The Coconuts a la altura de su tercer elepé. Los nombres que Carney deja caer y caer suenan inconfundiblemente a Ze Records y al New York circa No Wave/Mutant Disco. Es un listado sesgado, ubicado en la época inmediatamente anterior a 1982: Aural Exciters, Machine, Cristina, James Chance, Pat Place, Lizzy Mercier Descloux, Taana Gardner, Coati Mundi, Ron Rogers, Rosa Yemen, Marie et les Garçons, Mars, Teenage Jesus, Suicide, ESG... un listado parcial, incompleto, sobretodo teniendo en cuenta la repercusión mainstream que las canciones de Kid Creole obtendrían con el tiempo.


No culpemos a John Carney por ello, seguramente esto era exactamente lo que había que hacer en caso de que nadie hubiese escrito anteriormente una razón número 37 para lo que sea. Sin embargo, la razón 37 existe y Carney puede presumir con orgullo de ser unos de los primeros en salir de la niebla, y de haber descubierto a tiempo ese par de antiguos ensayos de Carol Cooper sobre Kid Creole And The Coconuts: interesante uno, y aún más interesante el otro. A pesar de la falta de reconocimiento musical hacia la figura de August Darnell, es evidente que -un síntoma francamente significativo- las cosas más complejas e inteligentes sobre Kid Creole ya han sido escritas. Y muy bien escritas.

Por lo tanto, solo queda decir lo obvio.


Y lo obvio es que "Tropical Gangsters" (editado por Ze-Island en 1982, retitulado "Wise Guy" en USA), el álbum que marcó el despegue definitivo (2) de la colorista y genuina invención de Darnell para los ochenta, Kid Creole And The Coconuts, es uno de los mejores discos de la década. Que su sucesión de hits todavía mítica -'Annie, I’m Not Your Daddy', 'I’m A Wonderful Thing Baby', 'Stool Pigeon' y 'No Fish Today'- no deja lugar a dudas. Que si por un color será recordado August Darnell será por el amarillo de los trajes que lucía en la época de "Tropical Gangsters". Que ningún título supera o iguala a "Tropical Gangsters" en cuanto a síntesis perfecta de la esencia de Kid Creole and The Coconuts. Que Michael Zilkha recuerda perfectamente la inteligencia (3) de Darnell y que no reniega de la importancia artística (4) de éste. Que si la papanatada del 'mulatismo' era, como el mismo Darnell, reconoce de lo más bizarro, los bailes de las Coconuts poseían una humorística sensualidad tres veces inocente, de aguantar la respiración y no saber si empalmar o sonrojarse de amor. Que si el trabajo como productor (y artista) de Darnell para Ze Records es determinante al máximo, y "Mutant Disco" es EL DISCO para entender LA ÉPOCA, entrar en el mainstream como hermano bastardo y nunca reconocido de Madness, Prince, Pete Rodriguez y unos B-52's versión Chicago años veinte es algo que nadie excepto Darnell, su partner-in-crime Coati Mundi y las Coconuts ha sido capaz de conseguir hasta el momento.

Que no será la última vez que las preciosas y encantadoras Coconuts paseen el palmito por estas páginas.

Que a veces se olvida el gran poder de la risa.

Y que una imagen vale más que mil palabras, especialmente cuando se trata de KID CREOLE AND THE COCONUTS.

O, ya puestos, que sean seis imágenes. Estas:

Uno: 'Annie, I'm Not Your Daddy', video-edit con interpretación cinematográfica. Full-attrezo gangsteriano. El "Mutant Disco" no sería lo mismo sin esta canción.
Dos: 'Annie, I'm Not Your Daddy', en el Top Of The Pops. Color desenfrenado, Coconuts a la cordobesa y baile payaso de Coati Mundi. Hasta Jimmy Savile se acicaló de amarillo para la ocasión.
Tres: 'Stool Pigeon', plenitud funk para unos ochenta con poco soul. Cha-cha-cha-chá...
Cuatro: 'Stool Pigeon', a lo grande y lo que se dice performing.
Cinco: 'I'm a Wonderful Thing, Baby', funk 80s segunda parte. Darnell y Mundi repasando a gritos su chorbo-agenda. Los comments nunca mienten: "much better than anything Prince ever did".
Seis: 'No Fish Today', en semi-karaoke y con un cinismo subtitulado pasado de vueltas. Ambiente etíope-hawaiano.

B'dum b'dum

(1) El contraste entre Jesus And Mary Chain y Kid Creole And The Coconuts tiene unos matices particularmente hermosos. Incluso exóticos, estético-musicalmente.
(2) Les franquearía las puertas de un éxito masivo, en el que no podrían permanecer por mucho tiempo, y les impediría regresar a un underground al que ya habían dejado de pertenecer, o al que tal vez nunca pertenecieran, a pesar de todo.
(3) Michael Zilkha, co-fundador de Ze: "Todos mis grupos fueron demasiado listos, y me llevó una eternidad comprender que ser 'listo' no es necesariamente esencial. La música rock verdaderamente grande no es lista. Factory no era tan 'listo' como Ze, porque con Joy Division tenían algo elemental. No me malinterpretes, amo todos mis discos, pero no son viscerales como los de Neil Young o Prince y las ventas lo notan". Estas declaraciones se recogen en "Rip It Up", de Simon Reynolds, quien, por otra parte, presta una exigua y algo decepcionante atención a la figura de Darnell.
(4) Michael Zilkha: "Kid Creole And The Coconuts fueron fantásticos -buenísimos en directo. Siempre intentamos mezclar letras duras con músicas alegres, y conseguir la tensión entre ambas cosas. Pienso que mis discos fueron subversivos -en ese sentido, eran punk-. Kid Creole And The Coconuts no fueron un grupo manufacturado, aunque el disco llegara antes que el grupo". Fuente: Ídem que (3).

miércoles, 11 de julio de 2007

Oh save me, oh help me, from judging Life so easily

"Many people use price tags in order to understand the world, which I think is their failing. I don't, which is mine."
Dickon Edwards

Solo los muy fans pueden desarrollar en sí mismos la necesidad de ver conciertos muy lejos de casa. Los comebacks de Police no cuentan, y los grandes festivales tampoco, la gente va a ellos por motivos que nada tienen que ver con la pasión. Incluso cuando esos motivos son de raíz o trasfondo remotamente musical, normalmente se trata más bien un balance de cuentas, con una nutrida lista de grupos en el haber y el precio del festival más el alojamiento más el viaje en el debe. Son matemáticas, la balanza o vence de un lado o lo hace del otro. Desde luego, no es de eso de lo que intentamos hablar aquí, sino de su contrario: Algo mucho más pequeño, un grupo, un disco, una canción, un verso, que provocan un ansia pop descontrolada y romántica, alejada de la racionalidad y la nostalgia, que intenta arrastrarnos hacia el extranjero, con todas nuestras consecuencias y sin una justificación argumentable ante el 99% de la raza humana.

Con tanta ilusión disparatada, luego llega la frustración, claro...

A finales de junio, cuando se hicieron públicas las dos únicas fechas de Fosca para este verano, pensábamos como seres humanos impulsivos y tontos, que naturalmente, que por qué no, que esta vez sí que iba a ser posible apaciguar finalmente ese intenso deseo de ver al grupo de Dickon Edwards, un tipo cuyas acciones parecen tener siempre el más impecable de los sentidos. La primera de las fechas era un modesto festival cerca de Göteborg, Suecia, el cartel se puede ver encabezando esta entrada. Y no, Fosca no eran lo único que merecía la pena allí, a la vista está. Por supuesto, entre unas cosas y otras, el viaje a Suecia no se pudo concretar y todo se vino un poco abajo, aunque eso afortunadamente permitió que, en última instancia, pudiéramos presenciar al debut mundial de MG y Fabra i Puig, que no es ni por asomo algo como para andar lamentándose. De los Fosca de Suecia han sobrevivido apenas unas cuantas vivencias recogidas en blogs (las de referencia son naturalmente las del propio Dickon Edwards y la teclista, Rachel Stevenson) y tres vídeos, de esos cámara en mano y por tanto de pésima calidad que la gente, en este caso el novio de Rachel, cuelga del youtube al día siguiente. Por si alguien tiene mucha curiosidad, la URL que proporciona acceso a ellos viene a ser ésta. "It Only Matters To Those To Whom It Matters" está cortada en dos, y de "It's Going To End In Tears" hay apenas un minuto grabado, acaba abruptamente antes de que Dickon pueda abrir siquiera la boca. No es nada como para calmar el mono, la verdad.


La segunda fecha todavía no ha llegado, pero se presenta a priori imposible: un miércoles, el 1 de agosto, en Londres. Tres días antes de empezar las vacaciones. Tres días antes de empezar las vacaciones. Parece sacado del libro "Cómo perderse a Fosca dos veces el último verano en que tocaron en directo". Porque ésa es otra. Cada vez que se acerca un nuevo concierto, Dickon Edwards da muestras evidentes de histeria antirock, de haber tenido suficiente, de no estar hecho para el ajetreo, las privaciones y las inconveniencias del músico en tour. Cosa perfectamente comprensible, por otra parte, especialmente viniendo de quien viene, alguien que viste trajes blancos y se deja más dinero en la tintorería que en comida.

Así que esta vez podría ser la última. Por eso, todavía se hace más duro no estar en el Windmill de Brixton el día 1. Fosca nos ponen los dientes largos con esa nueva y fresca versión de sí mismos, menos Pulp y menos Black Box Recorder. Más Vic Godard, más Cinerama, más The Hit Parade y más Orange Juice. Como si Dickon hubiera recuperado la inocencia indie de golpe, pero sin renunciar a la inteligente visión del pop acumulada tras años y años de canciones importantes. Al menos, eso es lo que se desprende de los anticipos que el grupo ha hecho más o menos públicos. Las canciones del nuevo disco, tentativamente titulado "The Painted Side Of The Rocket", empiezan a gotear por el myspace de Fosca: después de "It Only Matters To Those To Whom It Matters" lo han hecho también "Kim" y "Head Boy", ambas extraordinariamente recomendables. Se nos hace la boca agua. Por si fuera poco, el día 1 estarán acompañados de los estupendos A Smile And A Ribbon (momento favorito: "Then I Felt Your Cheek"), así que si alguien tiene la más mínima oportunidad de acudir al Windmill que no dude en hacerlo, pero por favor por favor por favor POR FAVOR, que después no cuente nada. Absolutamente nada.

B'dum b'dum

lunes, 9 de julio de 2007

Si tu perro dice miau, si tu gato dice guau


la fonográfica general fiesta oficial #26 barcelona viernes 6 de julio de 2007 espai jove de l'eixample los inéditos mg fabra & puig kris love fon soul


La Fonográfica General no es exactamente el huracán de actitud esperado. La intención es buena, los esfuerzos se intuyen sinceros, y los vinilos son del color y el tamaño perfectos. Pero, como idea global, está bastante por detrás de lo que su manifiesto promete. Es algo que tiene que ver con el enfoque. Quizás la clave esté en ese lema que han convertido en su slogun: "La Fonográfica General somos todos". Un poco al estilo de las campañas de acumulación de votos o de esa propaganda institucional de la que tan bien servidos vamos en esta ciudad que tantas cosas tiene por disimular detrás de frases huecas. "La Fonográfica General somos todos". "El Barça somos todos". "La izquierda somos todos". "El Fórum somos todos". "Zaragoza 2008 somos todos". "El P.E.G.S.C. somos todos"... Pero no. Por muy bien que pueda sonar a los oídos más ingenuos, "ser todos", sin una verdadera dirección que compense la amalgama de acciones indiscriminadas, es un paso en falso que anticipa una carrera llena de tumbos.

Con los tiempos que corren, quizás no sea la más inteligente de las ideas apedrear el tejado del vecino, ni es ésa, por mucho que pueda parecerlo, nuestra intención. No se trata de clasismo, sino de sentido común. La aportación de la Fonográfica es sin duda interesante, y solo esa evidente falta de tamiz impide que sea lo suficientemente importante. Nada más. Que nadie crea leer aquí algo remotamente relacionado con el odio, rabietas de viejo o mezquinos reproches fomentados en el elitismo, comportamiento que desdeñamos hasta donde es posible sin caer en la vulgaridad. Es solo que, aunque en conjunto puede parecer una iniciativa loable y bastante digna, la impresión final lleva a una valoración sin maldad, pero también sin amor personal. Tal vez lo mejor para ilustrar todo esto sea un ejemplo: Dejando de lado -por favor- el agravio comparativo, las actividades pasadas y presentes de la gente del Rosaparks/Croatan (1) tienen todo lo que a la Fonográfica parece faltarle.

Las oquedades de la Fonográfica son algo que se hace patente en el momento en que, nada más llegar, alguien pone en tus manos un disco de Francisco Nixon. Una voz malintencionada susurra con insistencia desde algún rincón oscuro de nuestra mente que cada vez que se edita un single de Francisco Nixon, otro de J. Irízar se queda en agua de borrajas. Desde la portada del 7", Nadia Comaneci se empeña en recordarnos en cinco pasos de gimnasia que, desde luego, no todos pensamos igual.


Afortunadamente, el Espai Jove de l'Eixample (EJE para los habituales) dispone de un fabuloso patio en el que es posible conseguir, incluso, que te piquen los mosquitos. Un lujo, y no exclusivo de los ricos, en esta ciudad biológicamente estéril, capaz a lo sumo de proporcionar un hábitat apropiado a palomas tullidas y mutantes. Todas las salas de conciertos deberían tener un lugar así, donde el público pudiera aliviarse del agobio que supone un determinado grupo. De paso se conseguiría por fin que los grupos se librasen del peso de los inagotables pelmazos cuya charlatanería inunda las primeras filas de los conciertos. Que tocan Los Inéditos, terracita. Que tocan MG, a la terracita que vayan otros. Es simple, pero funciona.

Los Inéditos no incitan a mucho. A lo largo de una lista interminable de versiones,como mucho lo hacen a la imitación, y eso en el mejor de los casos: remember del remember del remember del power-pop, secuelas y precuelas, hasta llegar a Eddie & The Hot Rods o Badfinger. Viejas fachadas sin otro valor que el de la distracción. Cosa que ellos también saben.

¿No hubo entonces satisfacciones que realmente importaran, en la víspera de San Fermín? Por supuesto que las hubo. De lo contrario no estarías leyendo esto. El viernes se desvelaron por fin los interrogantes que planeaban sobre esos rumores de nuevas formas en crecimiento nacidas del legado de Bananas. Formas significativas, se entiende. Concretamente, dos direcciones desdobladas y prácticamente divergentes: MG, con Germán, se han quedado la orfebrería, mientras que Fabra y Puig, con Miguel, se han quedado el... ruido.

MG representan el viaje a la pureza de un Germán (Banana) calmadísimo y algo ludita. Al menos eso es lo que transmite, talento y humildad. Transitan los caminos del blues y otras músicas primitivas (o primitivizadas) de una manera tan excepcional como casi-casi virtuosa. Quienes hayan escuchado a Bananas ya pueden imaginar a lo que la palabra virtuosismo suena en las manos de Germán. Por supuesto, se trata de una utilización de la técnica con mucho sentido, fantasiosa, imprevisible y, ahora, prácticamente minimalista: A todos los efectos, existe musicalmente un nuevo Germán, con una sobredosis de serenidad y la única compañía de Mónica a la batería. Son canciones de un carisma pacificador que cobran vida irremisiblemente, revelando una hermosura que antes habría quedado oculta en la maraña impetuosa banana. MG destapan por completo la habilidad de Germán para extraer emociones de esas seis cuerdas de guitarra, curtidas en el rockabilly e incapaces de permanecer quietas.

Por su parte, Fabra y Puig conservan el mismo gusto de antaño por los Cramps. Cayeron dos versiones suyas como parte de un repertorio en el que encajan con comodidad. Si MG es pureza, Fabra y Puig son cabezonería, la cabra que tira al monte. El jangle psicobilly, si es que tal cosa puede materializarse de alguna forma, que si pudiera lo haría como lo hacen ellos: sin bajo y con hasta tres guitarras. En el caso de que Incrucificables no llegaran nunca a tocar en directo, una carencia de consecuencias prácticamente venenosas para nosotros, éste es el único antídoto que podemos llegar a ingerir. Los mejores momentos, hay que decirlo casi con reverencia, fueron aquellos en los que sonaron como unos Jesus & Mary Chain con sus raíces en el rockabilly de Memphis, en lugar del surf de California. A merced del feedback (2), y con un Miguel (Bananas, Incrucificables) en fase comemicrófonos a lo Lux Interior y vestido de Norton Records. Matices nada casuales.


B'dum b'dum

(1) Rosaparks fue un DVD-zine de corta pero intensa vida. Croatan es (o ha sido) un microespacio emitido por Barcelona TV, no menos breve o intenso. Sus creadores lo definían como "un programa de realidad-fricción", lo cual se aproxima bastante a su esencia, que presenta hechos reales mediante un hilo narrativo intencionadamente confuso, atravesado por invenciones y medias verdades.
(2) Aquí las culpas habría que echárselas a otro Miguel: Miguel M.A.L. También estuvo sobre el escenario Germán, contraponiendo ciertos punteos que quedaron completamente sepultados en la mezcla.

miércoles, 27 de junio de 2007

Tangentes congeladas en el tiempo


"There are many kinds of freedom, but at the moment the freedom that I yearn for most is the freedom from expectation"
Alistair Fitchett

Para algunas cosas, junio está resultando un mes pésimo. Si hace unos días nos hacíamos eco del cerrojazo inesperado de Karpov, intentando a pesar de todo recuperar un cierto optimismo, ahora le ha llegado el turno a Tangents, y cuesta hacer una lectura en positivo de eso. Se trata de una pérdida con todas las de la ley, enorme se mire por donde se mire, que arrastra tras de sí el peso acumulado de la memoria. Habíamos llegado a una sintonía tan notable con Alistair Fitchett y a admirar tanto a John Carney (es decir, tanto como es posible sin caer en la idolatría) y sus impecables series, que parece mentira que Tangents se encuentre congelado. Solidificado, frozen. Por supuesto, de momento sobrevive el dominio y todavía es posible acceder al histórico del site, diez años de los textos musicales más apasionados, dentro o fuera de Internet. Pero no es esa la cuestión. La cuestión es que si lo de Karpov fue un golpe fulminante, a pesar de lo plácido de su planteamiento, lo de Tangents roza la catástrofe a gran escala. Se parece al fin del mundo.

Aunque por supuesto no lo es.


Tangents seguirá siendo una influencia por siempre. Literalmente. Una influencia que arrastraremos toda la vida, como de hecho lo hacemos ya ahora, imitando en cierta manera su peculiar estilo de jugar con las referencias. Esa es la más valiosa de sus enseñanzas, un arte en el cual John Carney era (y es) un auténtico maestro. Muchos hemos aprendido de él, así que visto de ese modo Tangents sigue vivo. Lamentarse de que ahora parezca un iceberg a la deriva con su extremo flotante cada vez más hundido en el océano es como lamentar que los Monty Python ya no sigan juntos, o que ya no existan grupos como los June Brides o, peor aún, los Everly Brothers. Echar mucho de menos a Tangents no conduce a nada, es nostalgia de hace dos días...

... A nosotros sin embargo estas cosas nos hacen más fuertes.

Para empezar, Alistair Fitchett vive a varios cientos de kilómetros, muy cerca de The Clientele pero demasiado lejos de los Thelematicos como para celebrar unas canciones que seguramente nunca llegará a conocer. Cosas como éstas son importantes y de eso va (o iba, todavía cuesta aceptar la idea) también Tangents. No solo es la valentía referencial, también trata de pequeños mundos extraordinarios, estén donde estén, por fuerza alejados del esclavizante pensamiento mayoritario.

El problema real es que a Alistair Fitchett se le ha acabado la energía que tal vez a nosotros también nos falte algún día. Se trata de una especie de agotamiento del entusiasmo. Comprensible, aunque triste. Estar alerta a todas horas no es fácil, exige una dedicación incansable, y más cuando se intenta siempre escribir poniendo toda el alma en ello. Es una dieta de obsesión a jornada completa, y quizás por eso también lo dejó Karpov. Pero mientras es excitante es excitante. Y si por casualidad algún día deja de serlo, ese día, por favor, que alguien nos recuerde que epitafios como éste son en realidad demasiado amargos e injustos con lo que amas:

"I want to listen to music and not feel the need to explain it. I want to hear records and not have stories to tell other than those which stay inside and say simply that the records make me smile or cry. I don’t want to have to explain myself"
Alistair Fitchett


B'dum b'dum

Diez años de histórico de Tangents.
La serie de John Carney 'Shivers Inside' en www.shiversinside.com.
La serie de John Carney '50000 Reasons' en www.50000reasons.com.
La serie de Daniel Williams 'Backed With' está aquí.
El blog de Chris Fox sigue aquí.
El blog de Alistair Fitchett está por el momento congelado aquí.

lunes, 25 de junio de 2007

Cohetes y casitas

El azar nos lleva y nos trae. Nos zarandea y arrastra como le da la real gana, sin darnos tiempo a cambiar de ropa. De repente, no estamos donde pensábamos estar, y sin embargo vivimos lo que no pensábamos vivir, desorientados pero felices, como en un castillo lleno de espejos. Se cancela fulminantemente el Pocket 4.4 (cinco días después sigue sin haber explicación oficial, solo conjeturas y esta carta del promotor que suena a un mero salir del paso) y algo mejor toma forma en el Big Bang de la calle Botella: Lo más suculento del Pocket, Cohete, junto a lo (ahora ya no es ningún secreto) mejorcito de esta ciudad, Thelematicos. Además de Sibyl Vane (por desgracia incompatibles en horario con el santo de amigas que se llaman Joana) y La (inefable, reprobable, olvidable) Célula Durmiente.

Recapitulando... Lo más suculento del Pocket y lo mejorcito de Barcelona.

Cohete y Thelemáticos.

Nada de número punto número. Nada de beber obligados esa asquerosa cerveza que cree que donde va triunfa.

Por solo cinco ecus y, por si fuera poco, sin tener que aguantar a Luthea Salom. Sintiéndose como en casa.

Mejor así.


El grupo anteriormente conocido como Cohete


Antes que nada, una pequeña mentira: El sábado Cohete no tocaron en el Big Bang. Por si acaso. Hay mucho promotor-hiena suelto. En cambio, sí tocó un grupo que se parecía bastante a Cohete (1), cuya carta de presentación era precisamente haberse llamado Cohete en un pasado no muy lejano. Alguien gritó el nombre de Croqueta, y la verdad es que es un nombre tan bueno o tan tonto como cualquier otro. Y da igual si lo es. Croqueta, el grupo anteriormente conocido como Cohete, son excelentes. Tienen un repertorio que merecía ser tocado y no son para nada victimistas. Además de esos Patrullero Mancuso ya mencionados hace unos días, tienen algo de los Soft Boys más rítmicos y de los primeros Dream Syndicate. Lo cual es bastante extraordinario, si uno se detiene a pensarlo. Varias de sus canciones piden esas trompetas que nos hacían la boca agua en la versión maqueta de "Micromacro" y en las que es imposible dejar de pensar desde entonces. Mientras llegan los metales, lo mejor del cuarteto siguen siendo esos entrelazados de guitarras nerviosas, ese sonido irresistiblemente Muebles, y canciones como "Animal", cincuenta puntos en la diana de las canciones que definen a los grupos perfectamente enfocados.


Thelematicos


Si Cohete mostraron el valor del plato bien hecho, Thelematicos dieron un festín trepidante y voraz. Las suyas son canciones de un minuto o menos. Hacen algo, lo que sea, y en cuanto adquiere un cierto sentido se arrepienten y lo abandonan, solo para empezar a hacer otra cosa igualmente buena. Aniquilan el tiempo, literalmente. Con ellos, no existe el futuro, o al menos da igual a dónde lleve. Hacen trizas despreocupadamente lo que otros construyen cuidadosamente. Y aun así consiguen canciones, nada de esas masas de sonido tan fáciles, aburridas y sin expresión, que atesoran en otros sitios.

Nacho y Sergio, ambos en Anticonceptivas, pueden hacer lo que se les antoje... hacen lo que se les antoja. Son dueños de sí mismos y de su propio idioma. Sergio le practica a la guitarra toda clase de vudúes, y Nacho zurra a la batería como un niño ensimismado, con el antiguo arte de la locura. Cuando canta (cosa que hace habitualmente, y con mucha soltura, en Anticonceptivas) su voz se alarga en un eco melódico, que contrasta con la aspereza de Sergio y hace que todo parezca todavía un poco más un hechizo. Thelematicos son, visto lo visto, la versión poseída y apresurada de Anticonceptivas. Iguales pero diferentes, estallando en flashes todavía más cegadores y breves.

Por eso, son capaces de dejar atónito al público, empapándolo de una gloria opuesta a toda artificiosidad, que no tiene nada que ver con la ambición, y sí con un nuevo lenguaje para esta pequeña y modesta comunidad. Su reciente EP existe en cartón y vinilo antes incluso de que exista un jpeg de su portada, lo cual contrasta con el (todavía reciente) lanzamiento virtual del álbum de Anticonceptivas. Las seis canciones de este siete pulgadas (2), a 33 rpm y sin ninguna inscripción en la galleta, ratifican la identidad poco encasillable de Thelematicos. Son seis canciones frenéticas y brillantes. Una muestra vibrante y para nada residual que permite paladear, también en casa, parte de los sabores de ese festín trepidante y voraz.

B'dum b'dum

(1) Los verdaderos Cohete estarán tocando, según parece, en el Funhouse de este año.
(2) Incluyen sus hits "Thelematicos", "La montaña" y "La casita".

miércoles, 20 de junio de 2007

"Mañana es mi palabra favorita"

Jaque al politburó


El inesperado final del boletín de Karpov siempre dará la impresión de precipitado. Un día se hablaba de Saturday Looks Good To Me, otro de Prín La Lá, el penúltimo de independencia vital (desde la óptica eminentemente burguesa de Federica Pulla), y al día siguiente... nada. Un cuerpo inmóvil sobre la piltra, en fase inicial de descomposición, sin ningún Rico Díaz que se dignase a embalsamarlo con algún revolucionario derivado del formol. Nadie lo esperaba. Fue a todas luces precipitado, decíamos, como si nos hubieran arrancado algo en un tirón para el que no estábamos preparados. A la soviética. Un ajedrecista desaparecido sin poder dar explicaciones, y sin una mala versión oficial que llevarse a la boca. Secreto de Estado.

Estas cosas pasaban. Ganaba Kasparov, arrastrando a la perestroika tras su estela, y de Karpov nada se volvía a saber. Son tiempos de glasnost, nos decían, los rostros deben cambiar. De una manera egoísta, echaremos en falta su visión desde el lado opuesto del puente aéreo. Los guiños, las sugerencias, los guantes tendidos... Entre sus muchas otras virtudes, Karpov era tenaz y por lo general certero. Mucho más certero que cualquier otro, en realidad. Sin descanso, daba buena cuenta de las evoluciones de Punsetes, Cohetes y cuanto de reivindicable estético-musicalmente tenía (tiene) Madrid. Y no solo Madrid. Karpov fue uno de los pocos, si no el único, que supo perseguir, en impecables entregas, la excitación que suponía el debut en vinilo de Incrucificables. Se encuentre o no como el tipo de la cama, lo cierto es que debería resucitar, aunque solo fuera un poco. Reencarnado en mimo, en ajedrecista, en controlador aéreo o en bombero torero, pero vivo.

Si existe un epitafio, una imagen, una música o unas palabras adecuados para despedir a Karpov, solo pueden ser los que esconde esta foto, que él mismo tomó en su momento. El disco que suena es importante.



Fobias karpovianas: Le Pianc

A Le Pianc, uno de esos raros grupos con los que Karpov erraba el tiro, tomándolos por el lado equivocado, se les pudo ver ayer en la Plaza Real. Poco que reseñar, salvo que hubieran sonado mejor en medio de la calle Escudellers y sin técnico de sonido. Paralelamente, como era el día de la música, unos cuantos patrocinadores que cotizan en bolsa internacional apoquinaron lo suyo para traer de Manchester a los Happy Mondays, y que Astrud los teloneasen en la Plaça de la Mercé, ante una chusma de calimocheros, no sostenibles y sin ninguna intención de ser reciclados. ¿Astrud? Bueno, más bien la mitad de Astrud haciendo como de Surfin Bichos. ¿Happy Mondays? Cuando esperas basura descompuesta, los restos en el plato se parecen a un manjar.

Excepto con los Happy Mondays, los conciertos de estas características deberían estar prohibidos. No son para Le Pianc o Astrud. Mejor dejarlo para otro día, un día que no sea el día de nada.


Filias karpovianas: Punsetes y Cohete

Este sábado estaba prevista una verbena de San Joan algo atípica. Todos -absolutamente todos- los grupos de Madrid a los que teníamos curiosidad en ver por aquí tocaban en el Pocket (al que, ya que estamos, por algo llaman así). Los Punsetes, Cohete, Solex, Charades y Jonston. Los dos primeros fueron favoritos karpovianos y también los que más interés suscitan todavía en B'dum B'dum.

Al final, el impecable hilo argumental de la fiesta ha quedado algo desvirtuado, con la caída de Los Punsetes y la incorporación de First Nation, Githead (con Colin Newman, de Wire) y Luthea Salom. Todos ellos son musicalmente interesantes (bueno, Luthea Salom NO, la verdad), pero tienen poco que ver con la idea inicial de un pequeño festival para los que quieren evitarse viajes apresurados a Madrid.


Pero lo peor no es, por supuesto, que además toquen Githead o First Nation. Obviamente. Lo peor de todo es... bueno, ¿qué ha sido de Los Punsetes? Maldita suerte, para un grupo dotado de materia gris que todavía toca en directo... Basta con echarle un vistazo ocasional a los blogs de sus componentes, Triple Errre y en menor medida Andante Molto Grosso, para darse cuenta de la enorme personalidad que se esconde tras ese nombre inspirado en el sabio-idiota más célebre de España. Estas cosas son, nos repetimos tanto como sea necesario, cada vez más importantes en la democracia absolutista de Internet y sus cada vez más aburridos y saturados myspaces. Además, Los Punsetes no han hecho más que mejorar y mejorar con el tiempo, desde aquella primera maqueta demasiado ingenua, hasta convertirse en el híbrido perfecto entre Beef y TCR, recogiendo no solo el testigo musical de estos dos grupos sino también heredando buena parte de su inteligencia. Adiós ingenuidad, hola sustancia.

Pena infinita que no vengan.

Sin desmerecer, ojo, el pop en seis dimensiones de Solex, y todavía menos la vibración favorita de los Cohete, en un espléndido momento y superando, sin matar al padre, el sonido post-Patrullero.




B'dum b'dum


miércoles, 13 de junio de 2007

Teenagefanclubbing

Existen dos maneras de hacer buenas canciones: o las rompes o las bordas. Hay que tener pericia e ingenio para hacer bien cualquiera de esas dos cosas. Quienes aman (amamos) el pop buscan (buscamos) continuamente en ambos cajones. Los días pares en uno, los impares en el otro. Se alternan. Los días de subida, sorpresa. Los días de bajada, confort. El segundo grupo temporal es tan importante como el primero. No todos los días hace falta que alguien invente algo para nosotros.

Al contrario que otros, no buscamos en el clasicismo nostalgia, ni ver refrendados nuestros gustos en proyeccciones de estilos y artistas ya juzgados, establecidos y consolidados (en los listados de clásicos aparecen siempre Dylan, los Byrds y Big Star, aunque ni a Roger McGuinn ni a Alex Chilton les concederán nunca un Príncipe de Asturias). Es más bien una necesidad de seguridad y una búsqueda del valor en la utilización de lo ya inventado. Una voluntad involuntaria de ser arropado y no zarandeado, de llegar al mejor de los lugares conocidos, en contraposición a tener que afrontar algo desconocido. Hoy, simplemente, no toca cambio. Lo decíamos antes: No todos los días hace falta que alguien invente algo para nosotros.

A veces basta con un par de discos de Velvet Crush o Greenberry Woods.

Afortunadamente, hay una buena cantidad de música para estos momentos. En diferentes estilos, intentan con conocimiento de causa mejorar a los clásicos (y lo que sigue es algo parecido a una lista de favoritos) Game Theory, Herman Düne, los New Pornographers, Bart Davenport, The Lackloves, Epic Soundtracks y Nikki Sudden, o Nice Man...

... Y, por supuesto, Teenage Fanclub. Clásicos entre los clasicistas. Los Byrds de los noventa, como los llamaba el dependiente heavy de una conocida tienda de discos barcelonesa, ya desaparecida. A propósito de cuyo sonido, sería de justicia hacer un alto y dedicar un pequeño espacio para la música de The Primary 5 y Valero.


THE PRIMARY 5
“Go”
Re-Action

Si Paul Quinn fue importante para la manera de hacer de Teenage Fanclub mientras estuvo con ellos, eso es algo que solo pueden saber los protagonistas. Lo que es seguro es que Quinn sí aprendió, y mucho, de sus compañeros. Aprendió a encontrarles el sitio a las melodías en canciones casi perfectas. Aprendió a conseguir los sonidos de las mejores guitarras clásicas de la escuela escocesa. Aprendió a entonar como Gerard Love, a componer como Norman Blake y a equivocarse como Raymond McGinley. Aprendió a hacer un “Grand Prix” después de ese “Thirteen” titulado “North Pole”. Considerando que hasta Duglas T Stewart (BMX Bandits) se sorprende por el talento de Quinn, es perfectamente normal sentirse impresionado por ese don, doblemente inesperado para alguien que no se haya criado en la misma ciudad que él. “Go” confirma que las aptitudes de Quinn iban más allá de la perfección fulgurante de “What Am I Supposed To Do”, hito indiscutible del primer álbum. Sí, Duglas, quién lo iba a decir, Quinn sabía hacer canciones. Y, ahora otra vez, se atreve a meterlas en un segundo disco de pop bien coherente y macizote.

Para escuchar canciones de The Primary 5, incluída "What I Am Supposed To Do": aquí.


VALERO
Valero
Sin sello

Hace un par de meses que corre por esos MySpaces del averno la primera demo de Valero. Valero, además del apellido del bajista de los Soberanos y de los propios Valero, es el nombre de un combo barcelonés de fervientes practicantes de lo que podríamos denominar teenagefanclubbing (la quintaesencia del género serían definitivamente Los Primos, de los que Valero derivan con intenciones ligeramente diferentes). En realidad, Valero son teenagefanclubbers matizados. Cierto que viajan hacia Big Star y la costa oeste via Teenage Fanclub y Posies, pero lo hacen poniendo más énfasis en el perfilado que en el color vistoso de un estribillo cegador. Aquí no hay "Sparky's Dream" o "Ain't That Enough". "Ballad" es chiltoniana hasta la médula, Big Star entre las Big Star. "Take a Walk" tiene unos aires countries algo Beachwood Sparks, triángulo, palmas, coros 60s y un acabado meticuloso que casi parece una guía para embellecer al máximo canciones perezosas. Son fans de esa clase de arte que no anda loco por chupar cámara, que no se exhibe gratuitamente: Gene Clark, Jon Auer, Chris Bell y Carl Wilson, todos ellos están en su lista. La maqueta ha sido producida por Jordi Geli, el quinto Hungry Beat, y de momento solo existe en versión virtual, aunque están en camino un montón de copias en formato palpable, que deberían llegar en pocos días.

Para escuchar canciones de Valero: aquí.
En esta dirección de correo se puede conseguir algo más de información.


B'dum b'dum

lunes, 4 de junio de 2007

El desencanto hace horas extraordinarias

Con la cantidad de tiempo que se dedica a elogiar canciones, a ensalzar la materia oculta de álbumes mitificados por nosotros mismos, a reivindicar la importancia de ese momento oportuno que convierte un disco normal en un disco de la vida, es poco el tiempo que se emplea en tratar con su opuesto: el instante generador de desilusión. El punto de desencanto. El pare que me bajo, en marcha y sin esperar a la próxima parada.

Las decepciones son tan vehementes como el entusiasmo. A veces se trata de un proceso gradual. Entonces, todo se disfraza con una cierta lógica. Se pueden argumentar cambios en el estado mental de uno o de filosofía en la obra del propio artista. O un cansancio paulatino, sin más, algo que no necesita una argumentación especialmente precisa pero que a la vez puede sonar perfectamente coherente. Otras veces, cuando la cosa no va cayendo lentamente por su propio peso, es un hecho traumático lo que se produce. Puntual y en cierto modo violento. Un segundo de decepción, una brecha repentina en una escala de aprecios que se suponía en cierto modo estable.

La intuición, que tantas veces juega a favor de las canciones, es igualmente caprichosa y demoledora en su destierro. Si algo nos hace daño, hay rechazo. Si algo nos causa amargura, aunque sea por motivos estrictamente extramusicales, giramos la vista inmediatamente hacia otro lado. Esa gente y esos sonidos nos recuerdan las razones por las cuales nos detestamos, para que las aprendamos de una vez. Escuchar esa canción, ese disco, ponen de manifiesto de nuevo que el mundo no está de tu parte, amigo, ¿y qué te creías? Te hace sentir apaleado, angustiado, incómodo. Solo piensas en huir a la busca desesperada de otro refugio. Llévame a casa, aléjame de aquí. Las cosas horribles solo deberían suceder una vez.

Cuanto más divertida la música, más hiere. Aunque seamos mayorcitos para aceptar las consecuencias de nuestros actos, y odiemos la autocompasión mucho más de lo que odiamos las causas que la provocan. Sí, ya. Más triste fue lo de Syd Barrett o lo de Ordovás. Y lo de los caballitos poni, como bien saben Hidrogenesse y cuantos les escuchan, eso es mucho más triste. Pero aún así hay sensaciones que son inevitables, como la acidez de estómago.

Es por eso que este disco sigue a día de hoy durmiendo, envuelto en su celofán y por causas que son seguramente una imbecilidad, el sueño de los justos:


Y es que este mundo resulta a veces completamente idiota.

Mud'b mud'b

jueves, 31 de mayo de 2007

¿Por qué lo llaman primavera cuando quieren decir... hacer el agosto?

No diez, no. Hay millones de razones para NO ir al Primavera Sound. Vayan por adelantado esas diez que se publicaron en el Absolut. Diez de las mejores, que compartimos y con las que nos solidarizamos, capaces de convencer a cualquiera menos a la pandilla de imbéciles que invadieron los comments como una inundación, porque no quisieron hacer ejercicio de autocrítica o, simplemente, porque en su vida han tenido una opinión propia o -todavía peor- sentido del humor.

Pero el Festival Con Nombre De Alergia y Logo de Cerveza ya ha empezado, ayer aparecían Herman Düne en la distancia de un televisor y casi daba envidia. Aunque no mucha, en realidad. Por dos cosas que, en un paralelismo bíblico, podrían utilizarse como el corolario ése que alguien inventó hace muchos siglos para que los Diez Mandamientos pudieran ser entendidos hasta por el más analfabeto... Primero, amarás a Dios sobre todas las cosas y, segundo, al prójimo como a ti mismo...

Es decir, las diez razones de Uri se resumen en dos:

Primero, no vamos al Primavera porque NO IR es un acto de rechazo. (1)

Segundo, sea lo bueno sea el cartel, todo es mentira. Herman Düne en el Primavera nunca van a poder hacer algo así (2):



Este finde mejor terracita.

B'dum b'dum

(1) Decirlo públicamente es otro, así que ya van dos.
(2) El Ruido de la Calle nos inspiraba con este vídeo, más o menos por aquí.

miércoles, 30 de mayo de 2007

It Only Matters To Those To Whom It Matters


Ha ocurrido algo magnífico...

Dickon Edwards debe tener ese superpoder. Uno muy concreto: el de detectar la vibración que se produce cuando alguien entra en sintonía contigo a cientos de kilómetros de distancia. Ayer lo mencionábamos aquí por primera vez, y aparecía como una seta, plop, el link del lateral a su cuando menos interesante blog. Sin embargo, ayer para Edwards había cosas mucho más importantes que hacer. Tenía en sus manos una de las mejores canciones pop del mundo, o algo que se parecía mucho a eso, sin duda la mejor canción pop que se ha podido escuchar este año.

Se titula "It Only Matters To Those To Whom It Matters" (que ya de por sí es un título estupendo para una canción pop), se puede escuchar en el myspace de Fosca, y está tan caliente que no ha llegado aún a los p2p pero, ¿sabes qué? Vale la pena que hoy te echen del trabajo mientras colapsas el ancho de banda de tu empresa escuchando y tarareando algo así de hermoso.

Aquí la letra, aquí el "así se hizo" en palabras de su autor (¿así que todo era intencionado, Dickon? nuestro más sincero respeto) y en este otro link el myspace de Fosca, donde es posible escuchar esta joya (los que incrementan el contador cada tres minutos somos nosotros) y otras tres perlas de Edwards, más Fosca y por tanto también altamente recomendables.

B'dum b'dum

martes, 29 de mayo de 2007

Expediente Dennis Cooper


Fascinación

El proceso mental de Dennis Cooper resulta intrigante. Se trata de una afirmación objetiva, la más ligera que puede hacerse sobre la obra de Cooper. En ese proceso mental suyo, Dennis Cooper se desentiende por completo de cuanto le aburre. Paralelamente, en su proceso artístico desecha todas las reglas de la realidad normal. Se desentiende de los lugares comunes, para regresar a la tierra y al ser humano en medio de una tormenta de extravagancia.

Si alguien ha conseguido durante los últimos veinte años trascender los límites recomendables de la escritura, no en cuanto a forma, que es la forma fácil de hacerlo, sino en cuanto a fondo, que es evidentemente la opción arriesgada, ése es Dennis Cooper. Cooper ha conseguido crear un microcosmos corrupto y espeluznante, un universo enfermo en el que a nadie se le ocurriría ir a buscar la belleza, porque parece imposible que exista ahí, ya sabes, entre tanta confusión, tanto desconsuelo, tanta contaminación marchita, locura involuntaria, asfixia vital y tortura sin sentido. La verdad es que nadie, al menos ningún otro escritor, puede saber si ahí hay o no la belleza en ese infierno, porque nadie, al menos ningún otro escritor, ha entrado antes en el mundo de Dennis Cooper.

Repugnancia

En los ojos de los que leen a Dennis Cooper -y en los que leen a los que han leído, y en los de los que leen a los que han leído a los que han leído...- siempre hay algún tipo de inmoralidad de la que hacerse eco. Aun así, muchos eligen callarse. Porque prefieren huir hacia lo neutro para evitar cualquier tipo de censura o porque temen el poder de las cosas sobre las que habla Cooper. O porque se quedan mudos, simplemente. Quién sabe. Fantasean un rato con la inmoralidad más salvaje y luego la dejan a un lado, avergonzados.

Asco y miedo son cuestión de perspectiva. Leyendo a Cooper es imposible no sentirlos, en mayor o menor medida. Sin embargo, aunque la mayoría de los libros de Dennis Cooper giran entorno a los mismos temas, a quienes ven más allá de las obscenidades marca de la casa se les aparecen inevitablemente otras cosas. Nunca parece haber un final para Cooper. Y no lo hay, porque el límite es siempre la muerte y Cooper fantasea con ella continuamente.


Dennis Cooper traslada al lector la mayor de las responsabilidades. La de vencer al miedo a descubrirse a sí mismo en los peores y más peligrosos gestos. Es más, el lector debe llegar hasta allí para contemplar el cuadro completo. Solo desde dentro del círculo es posible encontrar la vuelta de tuerca a esa percepción que se tiene en el exterior, aterradora y violenta.

Lo que escribe Dennis Cooper es tan destructivo, está tan fuera del alcance moral que uno tiene que empezar a aferrarse a algo más humano, al primer sentimiento mínimamente sano que se le cruza por delante. Ese sentimiento es siempre la ternura.

Ternura

A los personajes de las novelas de Cooper no les motiva nada. Nada dan, y nada piden. Es sobre esos cimientos sin esperanza, desprovistos de una mínima ilusión por la vida, donde se abre paso esa pizca de ternura. Nada espectacular, desde luego. Nada que convierta esos libros en un canto al amor o al optimismo. Más bien algo que insinúa que incluso bajo las circunstancias más malsanas imaginables, sea cual sea el cul-de-sac emocional o social en el que te encuentres, hay siempre algo que parece humanidad.

Los desposeídos que protagonizan "Cacheo" o "Guía" padecen los más extremos desequilibrios. Pero en este mundo en el que a nadie le importa nada, los desheredados sí importan. Ojo. Sus patologías no se magnifican, como en otros sitios, con un halo de malditismo. Cooper se cuida mucho de mitificar el consumo de drogas, el sexo con pre-adolescentes o la violencia, por ejemplo. Pero también de juzgarlo. En lugar de eso, le da una apariencia que recuerda al peor de los infiernos: El del aburrimiento.

Pese a la creencia general, no está claro que Cooper sea un autor para desequilibrados. Es más, seguramente hace falta una cierta serenidad para leerlo. Ciertamente, Cooper es un autor con el que se pueden identificar personas inestables o profundamente decepcionadas, sí. Pero no asesinos en serie o pedófilos. En realidad, un asesino en serie nunca leería a Cooper. Se le pasaría la trempera.

¿A favor?

Es fácil sentir el impacto que supone leer una de las novelas de Dennis Cooper. Lo difícil es admitir que se uno se siente atraído por ellas. Cooper es con toda seguridad el autor más esquivado de la era de Internet. Gracias a su crudeza, a Cooper da más grima reivindicarlo que a, por ejemplo, Kathy Acker, mucho más abstracta y poética en su tratamiento de temas similares.

Existe una especie de barrera invisible. En uno de los lados de esa barrera, el blog de Cooper fue hackeado en noviembre y su cuenta de flickr despareció hace poco más de un año, en lo que parece un arrebato de decencia de la propia red, decidida a engullir a Cooper. Mientras tanto, en el otro lado de la barrera, personajes como Dickon Edwards reivindican siempre que tienen ocasión al escritor. En España, Anagrama parece haber renunciado a los derechos de sus obras, y Acuarela ha editado "Guía", finalmente una novela con todos los ingredientes habituales de Cooper, tras la antología poética de "Dream Police". Jesús Llorente es, no hace falta decirlo, fan de Dennis Cooper, como lo es un inspirado Nacho Vegas que escribe el prólogo de "Guía". Cualquier cosa que pueda aportar esto que estás leyendo, está mucho mejor explicada allí. Lo mejor de Nacho Vegas, sin duda, junto con la idea de decorar recibidores con una imagen de Marc Bolan de tamaño real.

B'dum b'dum

domingo, 20 de mayo de 2007

Los hijos de Marx y la Coca-Cola (o "Masculin féminin" en cinco muestras de reconocimiento y respeto antes de ir al lavabo)

1. Culto

Una frase ingeniosa y memorable. Una nota clavada con chinchetas en un tiempo pasado, que nadie ha sido capaz de arrancar en el futuro. Una buena legión de profetas que son en realidad re-evaluadores de señales que no pueden, simplemente no pueden, sucumbir entre la mierda. Los hay que son buenos profetas, videntes del buen gusto, y también los hay que son pésimos, freaks de foros variopintos, portavoces displicentes de las soplapolleces más pretenciosas. Esos son los estandartes de los objetos de culto a los que nos agarramos continuamente. En cine, en música, en moda, en estilos de vida... El C-86, los Monty Python, la no-wave, "IT Crowd", Chuck Palahniuk, "If...", TV Personalities, "La soledad del corredor de fondo", Hunter S. Thompson, "Six Feet Under"...

Los objetos de culto existen para recordarnos que hay películas extrañas, discos peculiares, libros imposibles y series especiales que de ningún modo merecen ser enterradas por las "nuevas maneras de hacer las cosas". Todas esas toneladas de escombros que año tras año arroja inevitablemente la industria sobre nosotros no pueden caer sobre los materiales de culto y ésa es una responsabilidad colectiva, un gesto de autoprotección y rechazo contra la turbovelocidad de la industria del entretenimiento. A la mierda con ella, que nos deje tranquilos durante un par de horas. Si quiere correr hasta estrellarse, que lo haga por el carril de la izquierda.

¿Intentan Nate y Brenda decirnos algo?


2. Stephen

Gracias a que existen objetos de culto siguen pasando cosas que nos mantienen en órbita. Giramos entorno a mundos que vale la pena observar. Suelen ser cosas como éstas: Stephen Pastel presenta en el Glasgow Film Theatre "Masculin féminin: 15 faits précis", una película dirigida en 1966 por Jean-Luc Godard. Stephen participa también en la posterior charla sobre la película que, huelga decirlo, es una de sus favoritas. Una jovencísima Chantal Goya es la protagonista femenina del film. Hasta aquí tenemos un músico escocés de culto, una cantante francesa de culto, un rompedor cineasta de culto y un movimiento de culto, la Nouvelle Vague. Todo ello está convenientemente pasado de moda, como debe ser, pero suena perfectamente actual.

A propósito, la noticia (no, noticia suena fatal, mejor anécdota) aparecía en Tangents, uno de los mejores catalizadores pop que existen ahí afuera. Gracias a Tangents -una web de culto, lógicamente- descubrimos hace unos meses a MJ Hibbett & The Validators, cuyo sentido del humor es capaz de mantener vivo en versión karaoke otro culto, el del Z80, microprocesador ochentero por excelencia.



3. Jean-Luc

Pero volviendo al tema del día, si "Masculin féminin" no ha sido ajusticiada por la moda es porque no acepta la devaluación que impone el tiempo. Su reflexión sobre la juventud... más que eso, su retrato de esos "hijos de Marx y la Coca-Cola", coletilla que se ha convertido en aportación imborrable del film... lleva a sus protagonistas, la mencionada Chantal Goya y el brillante Jean-Pierre Léaud, por senderos en los que la identidad y la falta de identidad se mezclan con puyas sociales y episodios de crítica (y autocrítica) socialista. La pureza aparece con una intencionalidad total, ratificada en letras mayúsculas a media película: "LA PUREZA NO PERTENECE A ESTE MUNDO... PERO... CADA 10 AÑOS HAY UNA EXCEPCIÓN". La cinta, como todo Godard, alberga ciertas pretensiones indisimuladas y es consciente de que aglutina un conjunto finito de elementos químicos en la probeta experimental de su director. "Masculin féminin" no intenta rebelarse contra eso, porque sabe que en el fondo se trata de una postura inteligente que vale la pena aprovechar. Pero si funciona no es gracias a las pretensiones ni a la experimentación. Es gracias a esa pureza, que es la tercera vez que aparece aquí mencionada, y que tan bien transmiten, con sus jóvenes rostros, Goya, Léaud y la secundaria Catherine-Isabelle Duport. No cabe ninguna duda de que eso es exactamente lo que buscaba Godard, para plantear ese conflicto sin esperanza, tan recurrente en su filmografía: el de la alienación de la era occidentalista.

Como obra, "Masculin féminin" plantea preguntas que no puede contestar. Preguntas que no son preguntadas y que, por tanto, no obtienen respuesta, porque sus protagonistas son demasiado jóvenes para darlas. La metáfora del masculino-femenino (socialismo-consumismo) es una capa de significado situada muy por detrás suyo. Léaud y Goya tienen la edad perfecta para plantear los interrogantes, y también para dejarlos pasar de largo sin resultar indolentes. Son tal vez transportados por las encuestas, los anticonceptivos y las listas de éxitos, es decir, arrastrados a ningún sitio en particular, entre momentos que permiten atisbar un pequeño rayo de esperanza, que siempre se acaba esfumando. Momentos de humanidad. Y muchas palabras.


4. Chantal


Si Léaud es el muñeco poliédrico del ventrílocuo Godard, complejo y sumido en un enrevesado dilema entre el masculino y el femenino, Chantal Goya es aire fresco. Un soplo de french-pop que precisa de pocas habilidades interpretativas. Estas, no del todo inexistentes, son reemplazadas por primeros planos y despreocupadas sonrisas. Es gracias a juegos como esos, con los que pretendía representar la ligereza de la sociedad burguesa, que Godard se ganó el reconocimiento como portavoz del modernismo pop. Su conciencia del momento le permitía utilizar en "Masculin féminin" argumentos basados en figuras como las de Charlie Parker, Bessie Smith, Bob Dylan o Sandie Shaw.

Pero el brillo pop, inocente y casual, lo aporta en esta película Chantal Goya. Una cantante haciendo de cantante, en un papel en el que vive su primera pugna seria con Sylvie Vartan por las listas de éxitos francesas. Una joven más interesada en peinar su melena de paje que en contestar las preguntas con fondo de Léaud. En muchos aspectos, Goya parece contradecir a Godard o, por lo menos, constrarrestar su efecto sobre Paul (Léaud). Cuando la cosa se pone excesivamente sesuda o pesimista, Godard permite la entrada de una de las seis canciones que Chantal Goya cantó para el film. Seis (y solo seis) canciones de una prodigiosa fertilidad que componen uno de los mejores discos de french-pop grabados durante los sesenta.


Irónicamente, si Paul (Jean-Pierre Léaud) tiene alguna posibilidad es gracias a Madeleine (Chantal Goya). Canciones como "D'abord dis-moi ton nom", "Laisse-moi" y "Tu m'as trop menti", o miradas vivarachas como las que Chantal Goya alterna con espontáneas sonrisas son la única vía de salvación para hombres demasiado reflexivos. Son casi un purgante para su insatisfacción. Nuestra insatisfacción.


5. Jean-Pierre

De enero a marzo, seguí realizando encuestas. ¿Por qué no se venden las aspiradoras? ¿Le gusta el queso de tubo? ¿Le gusta la poesía? ¿Y los juegos de invierno? ¿Usa ropa corta? ¿Cómo reacciona ante los accidentes? Si le abandonan ¿le importa? ¿Sabe que hay hambruna? ¿Sabe qué es el comunismo? ¿Prefiere las pastillas...o cuidarse de otra manera? ¿Cuánto gana? ¿Por qué las mujeres son más frígidas que los obreros? ¿Saben de la guerra entre irakíes y kurdos? Estas encuestas, en vez de reflejar una mentalidad colectiva, la traicionan y deforman. Mi falta de objetividad ocasionaba respuestas poco veraces de los interrogados. Al parecer nos engañamos mutuamente. Porque las encuestas pierden su verdadero objetivo, que es la observación del comportamiento para llegar a una conclusión valiosa. Descubrí que los resultados que arrojaban las encuestas no reflejaban la ideología actual sino la pasada. Debía estar alerta. Algunos datos tomados al azar me servirían de referencia. Filósofo es aquel que objeta la opinión pública. Para serlo deber tener la mente abierta. Aparentar que el tiempo no existe. La sabiduría radica en poder ver la vida.

Suscribimos.

B'dum b'dum