miércoles, 11 de julio de 2007

Oh save me, oh help me, from judging Life so easily

"Many people use price tags in order to understand the world, which I think is their failing. I don't, which is mine."
Dickon Edwards

Solo los muy fans pueden desarrollar en sí mismos la necesidad de ver conciertos muy lejos de casa. Los comebacks de Police no cuentan, y los grandes festivales tampoco, la gente va a ellos por motivos que nada tienen que ver con la pasión. Incluso cuando esos motivos son de raíz o trasfondo remotamente musical, normalmente se trata más bien un balance de cuentas, con una nutrida lista de grupos en el haber y el precio del festival más el alojamiento más el viaje en el debe. Son matemáticas, la balanza o vence de un lado o lo hace del otro. Desde luego, no es de eso de lo que intentamos hablar aquí, sino de su contrario: Algo mucho más pequeño, un grupo, un disco, una canción, un verso, que provocan un ansia pop descontrolada y romántica, alejada de la racionalidad y la nostalgia, que intenta arrastrarnos hacia el extranjero, con todas nuestras consecuencias y sin una justificación argumentable ante el 99% de la raza humana.

Con tanta ilusión disparatada, luego llega la frustración, claro...

A finales de junio, cuando se hicieron públicas las dos únicas fechas de Fosca para este verano, pensábamos como seres humanos impulsivos y tontos, que naturalmente, que por qué no, que esta vez sí que iba a ser posible apaciguar finalmente ese intenso deseo de ver al grupo de Dickon Edwards, un tipo cuyas acciones parecen tener siempre el más impecable de los sentidos. La primera de las fechas era un modesto festival cerca de Göteborg, Suecia, el cartel se puede ver encabezando esta entrada. Y no, Fosca no eran lo único que merecía la pena allí, a la vista está. Por supuesto, entre unas cosas y otras, el viaje a Suecia no se pudo concretar y todo se vino un poco abajo, aunque eso afortunadamente permitió que, en última instancia, pudiéramos presenciar al debut mundial de MG y Fabra i Puig, que no es ni por asomo algo como para andar lamentándose. De los Fosca de Suecia han sobrevivido apenas unas cuantas vivencias recogidas en blogs (las de referencia son naturalmente las del propio Dickon Edwards y la teclista, Rachel Stevenson) y tres vídeos, de esos cámara en mano y por tanto de pésima calidad que la gente, en este caso el novio de Rachel, cuelga del youtube al día siguiente. Por si alguien tiene mucha curiosidad, la URL que proporciona acceso a ellos viene a ser ésta. "It Only Matters To Those To Whom It Matters" está cortada en dos, y de "It's Going To End In Tears" hay apenas un minuto grabado, acaba abruptamente antes de que Dickon pueda abrir siquiera la boca. No es nada como para calmar el mono, la verdad.


La segunda fecha todavía no ha llegado, pero se presenta a priori imposible: un miércoles, el 1 de agosto, en Londres. Tres días antes de empezar las vacaciones. Tres días antes de empezar las vacaciones. Parece sacado del libro "Cómo perderse a Fosca dos veces el último verano en que tocaron en directo". Porque ésa es otra. Cada vez que se acerca un nuevo concierto, Dickon Edwards da muestras evidentes de histeria antirock, de haber tenido suficiente, de no estar hecho para el ajetreo, las privaciones y las inconveniencias del músico en tour. Cosa perfectamente comprensible, por otra parte, especialmente viniendo de quien viene, alguien que viste trajes blancos y se deja más dinero en la tintorería que en comida.

Así que esta vez podría ser la última. Por eso, todavía se hace más duro no estar en el Windmill de Brixton el día 1. Fosca nos ponen los dientes largos con esa nueva y fresca versión de sí mismos, menos Pulp y menos Black Box Recorder. Más Vic Godard, más Cinerama, más The Hit Parade y más Orange Juice. Como si Dickon hubiera recuperado la inocencia indie de golpe, pero sin renunciar a la inteligente visión del pop acumulada tras años y años de canciones importantes. Al menos, eso es lo que se desprende de los anticipos que el grupo ha hecho más o menos públicos. Las canciones del nuevo disco, tentativamente titulado "The Painted Side Of The Rocket", empiezan a gotear por el myspace de Fosca: después de "It Only Matters To Those To Whom It Matters" lo han hecho también "Kim" y "Head Boy", ambas extraordinariamente recomendables. Se nos hace la boca agua. Por si fuera poco, el día 1 estarán acompañados de los estupendos A Smile And A Ribbon (momento favorito: "Then I Felt Your Cheek"), así que si alguien tiene la más mínima oportunidad de acudir al Windmill que no dude en hacerlo, pero por favor por favor por favor POR FAVOR, que después no cuente nada. Absolutamente nada.

B'dum b'dum

lunes, 9 de julio de 2007

Si tu perro dice miau, si tu gato dice guau


la fonográfica general fiesta oficial #26 barcelona viernes 6 de julio de 2007 espai jove de l'eixample los inéditos mg fabra & puig kris love fon soul


La Fonográfica General no es exactamente el huracán de actitud esperado. La intención es buena, los esfuerzos se intuyen sinceros, y los vinilos son del color y el tamaño perfectos. Pero, como idea global, está bastante por detrás de lo que su manifiesto promete. Es algo que tiene que ver con el enfoque. Quizás la clave esté en ese lema que han convertido en su slogun: "La Fonográfica General somos todos". Un poco al estilo de las campañas de acumulación de votos o de esa propaganda institucional de la que tan bien servidos vamos en esta ciudad que tantas cosas tiene por disimular detrás de frases huecas. "La Fonográfica General somos todos". "El Barça somos todos". "La izquierda somos todos". "El Fórum somos todos". "Zaragoza 2008 somos todos". "El P.E.G.S.C. somos todos"... Pero no. Por muy bien que pueda sonar a los oídos más ingenuos, "ser todos", sin una verdadera dirección que compense la amalgama de acciones indiscriminadas, es un paso en falso que anticipa una carrera llena de tumbos.

Con los tiempos que corren, quizás no sea la más inteligente de las ideas apedrear el tejado del vecino, ni es ésa, por mucho que pueda parecerlo, nuestra intención. No se trata de clasismo, sino de sentido común. La aportación de la Fonográfica es sin duda interesante, y solo esa evidente falta de tamiz impide que sea lo suficientemente importante. Nada más. Que nadie crea leer aquí algo remotamente relacionado con el odio, rabietas de viejo o mezquinos reproches fomentados en el elitismo, comportamiento que desdeñamos hasta donde es posible sin caer en la vulgaridad. Es solo que, aunque en conjunto puede parecer una iniciativa loable y bastante digna, la impresión final lleva a una valoración sin maldad, pero también sin amor personal. Tal vez lo mejor para ilustrar todo esto sea un ejemplo: Dejando de lado -por favor- el agravio comparativo, las actividades pasadas y presentes de la gente del Rosaparks/Croatan (1) tienen todo lo que a la Fonográfica parece faltarle.

Las oquedades de la Fonográfica son algo que se hace patente en el momento en que, nada más llegar, alguien pone en tus manos un disco de Francisco Nixon. Una voz malintencionada susurra con insistencia desde algún rincón oscuro de nuestra mente que cada vez que se edita un single de Francisco Nixon, otro de J. Irízar se queda en agua de borrajas. Desde la portada del 7", Nadia Comaneci se empeña en recordarnos en cinco pasos de gimnasia que, desde luego, no todos pensamos igual.


Afortunadamente, el Espai Jove de l'Eixample (EJE para los habituales) dispone de un fabuloso patio en el que es posible conseguir, incluso, que te piquen los mosquitos. Un lujo, y no exclusivo de los ricos, en esta ciudad biológicamente estéril, capaz a lo sumo de proporcionar un hábitat apropiado a palomas tullidas y mutantes. Todas las salas de conciertos deberían tener un lugar así, donde el público pudiera aliviarse del agobio que supone un determinado grupo. De paso se conseguiría por fin que los grupos se librasen del peso de los inagotables pelmazos cuya charlatanería inunda las primeras filas de los conciertos. Que tocan Los Inéditos, terracita. Que tocan MG, a la terracita que vayan otros. Es simple, pero funciona.

Los Inéditos no incitan a mucho. A lo largo de una lista interminable de versiones,como mucho lo hacen a la imitación, y eso en el mejor de los casos: remember del remember del remember del power-pop, secuelas y precuelas, hasta llegar a Eddie & The Hot Rods o Badfinger. Viejas fachadas sin otro valor que el de la distracción. Cosa que ellos también saben.

¿No hubo entonces satisfacciones que realmente importaran, en la víspera de San Fermín? Por supuesto que las hubo. De lo contrario no estarías leyendo esto. El viernes se desvelaron por fin los interrogantes que planeaban sobre esos rumores de nuevas formas en crecimiento nacidas del legado de Bananas. Formas significativas, se entiende. Concretamente, dos direcciones desdobladas y prácticamente divergentes: MG, con Germán, se han quedado la orfebrería, mientras que Fabra y Puig, con Miguel, se han quedado el... ruido.

MG representan el viaje a la pureza de un Germán (Banana) calmadísimo y algo ludita. Al menos eso es lo que transmite, talento y humildad. Transitan los caminos del blues y otras músicas primitivas (o primitivizadas) de una manera tan excepcional como casi-casi virtuosa. Quienes hayan escuchado a Bananas ya pueden imaginar a lo que la palabra virtuosismo suena en las manos de Germán. Por supuesto, se trata de una utilización de la técnica con mucho sentido, fantasiosa, imprevisible y, ahora, prácticamente minimalista: A todos los efectos, existe musicalmente un nuevo Germán, con una sobredosis de serenidad y la única compañía de Mónica a la batería. Son canciones de un carisma pacificador que cobran vida irremisiblemente, revelando una hermosura que antes habría quedado oculta en la maraña impetuosa banana. MG destapan por completo la habilidad de Germán para extraer emociones de esas seis cuerdas de guitarra, curtidas en el rockabilly e incapaces de permanecer quietas.

Por su parte, Fabra y Puig conservan el mismo gusto de antaño por los Cramps. Cayeron dos versiones suyas como parte de un repertorio en el que encajan con comodidad. Si MG es pureza, Fabra y Puig son cabezonería, la cabra que tira al monte. El jangle psicobilly, si es que tal cosa puede materializarse de alguna forma, que si pudiera lo haría como lo hacen ellos: sin bajo y con hasta tres guitarras. En el caso de que Incrucificables no llegaran nunca a tocar en directo, una carencia de consecuencias prácticamente venenosas para nosotros, éste es el único antídoto que podemos llegar a ingerir. Los mejores momentos, hay que decirlo casi con reverencia, fueron aquellos en los que sonaron como unos Jesus & Mary Chain con sus raíces en el rockabilly de Memphis, en lugar del surf de California. A merced del feedback (2), y con un Miguel (Bananas, Incrucificables) en fase comemicrófonos a lo Lux Interior y vestido de Norton Records. Matices nada casuales.


B'dum b'dum

(1) Rosaparks fue un DVD-zine de corta pero intensa vida. Croatan es (o ha sido) un microespacio emitido por Barcelona TV, no menos breve o intenso. Sus creadores lo definían como "un programa de realidad-fricción", lo cual se aproxima bastante a su esencia, que presenta hechos reales mediante un hilo narrativo intencionadamente confuso, atravesado por invenciones y medias verdades.
(2) Aquí las culpas habría que echárselas a otro Miguel: Miguel M.A.L. También estuvo sobre el escenario Germán, contraponiendo ciertos punteos que quedaron completamente sepultados en la mezcla.