jueves, 15 de marzo de 2007

Fela Kuti: Music Against Second Slavery


Teacher Don't Teach Me Nonsense

Parte de la emoción que tiene escribir sobre música está en la excitación que supone enfrentarse a sonidos que caen fuera de tu lugar natural. Los territorios más desconocidos son también los más estimulantes, especialmente cuando arrastran con ellos un pasado tan profundo que es imposible familiarizarse con él de golpe y uno se ve obligado a sumergirse en una selva de señales confusas. Con toda seguridad, otros habrán intentado cartografiar ese territorio antes, y lo habrán hecho, con más o menos fortuna, en listas interminables de razones y anécdotas. Frente a eso, el instinto te grita que no te fíes de nadie. Y en cualquier caso, si decides confiar en las conclusiones de otros, debe tratarse de alguien que al enumerar las virtudes y los defectos de esa música manifieste las contracciones de tipo físico que sintió en el momento de descubrirla.

Lo curioso del caso es que en el momento en el que decides escribir sobre alguien que crees ajeno, su música deja de resultar ajena. Tal vez continúa sonando extraña pero a partir de entonces lo hace de una manera diferente, como si de repente hubieras entrado sin darte cuenta en el círculo de lo que antes era considerado raro. Descubres que tu lugar natural no es exactamente el que creías que era la última vez que te lo planteaste. La excitación del descubrimiento te posee de una manera bastante estúpida, y puedes argumentar lo que haga falta en favor de esa nueva devoción, como si desde el principio hubieras estado de su parte. El riesgo de equivocarse y la seguridad de que se está en lo cierto es lo que hace que la aventura de escribir sobre música sea siempre sorprendente.



Opposite People

Con sus más de sesenta discos editados, Fela Kuti entra de lleno en esas categorías de lo magnético y lo musicalmente inabarcable. Descubierta bajo las condiciones equivocados, pongamos una TDK D-90 hace muchos años, la música de Kuti queda perfectamente diluida y dispersa, trivializada como una mera sucesión de largos desarrollos vertebrados en torno a un regio y omnipresente ritmo. Sin contexto le falta algo. Y si hay alguna cosa importante en esta música, y en esto sí que parecen estar de acuerdo todos los cartógrafos, eso es el contexto.

Principalmente, el contexto es relevante por dos motivos: En primer lugar, como veremos en breve, el personaje sobrepasa a la música. En segundo lugar, pocos tienen (tenemos) los suficientes referentes musicales africanos para llegar a conclusiones de alta precisión. Faltan esos referentes, pero curiosamente nadie parece especialmente intimidado por ello, porque existe la sospecha (bastante cierta) de que Fela Kuti está por encima de ellos, igual que está por encima del jazz, estilo al que también se le vincula tradicionalmente. Además, los años pasados por Kuti en Inglaterra (últimos cincuenta, primeros sesenta) y Estados Unidos (últimos sesenta) supusieron una influencia que afectó profundamente a la música, proporcionándole ese acento universal que la hace apropiada tanto para las luchas africanas como para las rebeliones occidentales.

Fela Kuti en su época occidental: Koola Lobitos

En realidad, lo que distingue a Fela Kuti atraviesa transversalmente los ritmos, las notas y los compases: Es su voluntad indomable y una habilidad para enfrentarse a los verdaderamente poderosos, a los que muy a menudo consiguió inquietar, algo que le proporcionó una siempre creciente lista de peligrosos enemigos (y peligrosos aquí quiere decir muy peligrosos, peligrosos de verdad). Tal vez, como canta el propio Fela Kuti, el agua no tenga enemigos, pero entre las personas solo los cobardes y quienes permanencen a la expectativa sin hacer nada consiguen no irritar a nadie. Así que ¿qué es la vida si no una cada vez más larga lista de enemigos?



Kalakuta Show

Jamás se nos ocurriría clasificar a Fela Kuti bajo ninguna categoría étnica o "del mundo". Su música no está pensada para que a los blancos les entren unas ganas locas de vestirse pantalones vaporosos y gorrito senegalés. Es, por el contrario, una música para estallar de rabia, para gritársela al opresor antes, durante y después del enfrentamiento. Es una música que, salvando las enormes distancias espacio-temporales, conecta directamente con la de Afrika Bambaataa, Sly Stone o Public Enemy, en el sentido de hacer alarde de negritud (herencia que en el caso Fela procede, además de de sus raíces nigerianas, de la clara influencia que supuso para él el black power afro-americano) y también en el sentido de no dejar títere sin cabeza en sus arengas. Además, tiene en común con Bambaataa, la Family Stone y la tropa de Chuck D el intento de creación de una comunidad, nacida en el underground y basada en éste, pero en continua expansión hacia esferas sociales cada vez más amplias.

Como sucede con Frank Zappa, da igual si alguno de esos largos desarrollos (muchas veces uno por cara de LP) es un ladrillo, lo importante es que hay otros que son arrebatos maravillosos. "Gentleman" es casi boogaloo, "Zombie" es funk-jazz, "Opposite People" es todavía más funk... así, no es de extrañar que los puristas del jazz se hicieran cruces. A su lado, toda esa papanatada de la fusión que tanto les irritaba, Miles Davis cubierto de abalorios y adorado por los hippies en la época de "Bitches Brew" (1969, curiosamente la época en la que arranca, de vuelta en Nigeria, la parte más fructífera de la carrera Fela Kuti), es justamente eso: una papanatada.

Convertido en azote de los máximos poderes nigerianos, en especial el ejército y el gobierno, Fela Kuti se muestra con la creación de la Kalakuta Republic como poseedor de una determinación sobrehumana: la misma firme voluntad de no dejarse doblegar que se encuentra en los mencionados Afrika Bambaataa o Public Enemy, pero en el contexto de una fantasía muy arriesgada. La Kalakuta Republic (básicamente una comuna artístico-familiar a la que Fela Kuti quiso dar el status de independiente del gobierno nigeriano, con todo lo que ello supone) es ni más ni menos que la distancia que separa la agitación de la insurrección.


Highlife-Jazz and Afro-Soul


Si uno se empapa lo suficiente de los símbolos, la música adoptará una identidad doblemente poderosa: La Kalakuta Republic es uno de esos símbolos, uno que hará que su legado sobreviva a Fela Kuti. Uno tan significativo que sería el elegido por el ejército nigeriano a la hora de tomar represalias por el contenido de "Zombie", el exitoso álbum de 1977 en el que Fela Kuti arremetía contra el ejército nigeriano, identificándolo con un zombie, un muerto viviente sin cerebro propio. Durante el ataque militar a Kalakuta, Fela Kuti resultó gravemente herido, y su madre muerta después de ser arrojada por la ventana. Un símbolo doloroso. Donde la confrontación es constante, la represalia no anda lejos.

Ataúd (con madre de Fela Kuti) para el Jefe de Estado

La portada de "Zombie", un collage en el que aparecen soldados a los que no se puede ver el rostro, de un tamaño considerablemente mayor que el de Fela Kuti -que aparece vestido con camisa rosa hablando, cantando, convenciendo- es también un símbolo. En las portadas de Kuti siempre quedó claro que esos discos contenían, además de canciones, vida y lucha, y que esto estaba muy por encima de cualquier tipo de potencial perfección gráfica. Serían las portadas del punk africano, si alguna vez hubiera existido tal cosa, y así lo entendieron los responsables del festival de cine documental musical In-Edit, que en una de sus pasadas ediciones dedicó toda una exposición a esos emblemas gráficos.


El tercer símbolo extramusical (o mejor habría que calificarlo de metamusical) es la propia imagen de Fela Kuti. Provocadora, de llameante indumentaria, o falta de ésta; un torbellino genital, tanto como social, transmisor de una euforia para los sentidos con la que potenciar la vertiente hedonista del desafío. El icono sexual de Fela Kuti no parece lo más adecuado en tiempos del SIDA, enfermedad que le acabaría costando la vida en 1997. Polígamo, su actitud frente a la mujer siembra todas las dudas posibles y salpica su lucha africanista de contradiciones, equiparables a las que manifestó otro inspirado activista, Gil Scott-Heron, con el consumo de drogas.


El último de los grandes símbolos, musical al fin y por tanto seguramente el primero en importancia, es el así llamado afrobeat. Etiqueta ideada por y para Fela Kuti, tal vez hubiera sido más apropiado bautizarlo como afro-funk, jazz-funk post-colonial, afro-soul o cualquier otra denominación con las palabras funk o soul explícitamente deletreadas. El afrobeat no deja de ser una música dotada de groove en la que se filtran elementos africanos, básicamente la percusión polirítmica y los acompañamientos vocales, de estilo tribal y en el caso de Fela Kuti femeninos, con las voces de sus propias esposas. La sensación de euforia es importante en la música, una euforia aullante que lanza el groove más allá de la repetición, cíclica pero nunca exactamente idéntica, propia de esos largos desarrollos; raras veces hay espacio para el aburrimiento y nunca jamás se muestra comedida.



Mister Follow Follow

Fela Kuti Kuti alcanzó en Nigeria una clase de inmortalidad que no hubiera podido conseguir en Occidente. Convertido en héroe y esperanza de los desprotegidos su figura dejó tras de sí la estela de la leyenda. Lo hizo siguiendo su propio camino, un camino que se demostró arriesgado, mortal y lleno de enemigos. Los enemigos de Kuti, aunque puedan parecer algo exóticos a primera vista, no nos son tan ajenos. No debemos caer en la tentación de creernos a salvo de ellos. Sus enemigos son también los nuestros, aunque la opresión tome formas diferentes. En occidente las manifestaciones son otras, con una presión menos militar-dictatorial y más económico-absolutista, pero en el fondo se trata de los mismos perros con distintos collares. Si Fela Kuti deja algo importante tras de sí, no es propiamente su leyenda, sino lo que se desprende de ella: Sigue tu propio camino, lucha por él, nunca te dejes llevar.

O dicho de otro modo: No más Follow Follow. No más Yes sir.


"Mr Follow Follow es sobre aquellos que permiten ciegamente que otros les lleven. Como nadie puede vivir aislado, Fela canta acerca de los que siguen algo con los ojos abiertos y aquellos que lo hacen con los ojos cerrados. Si tienes que seguir algo, es mejor hacerlo con los ojos abiertos. Porque si sigues ciegamente siempre permanecerás en la oscuridad: '...if you dey follow them book!... cockroach dey! rat dey!... na inside darkness you go dey! If you have to follow them books, you have to read with some sense, see with your eyes and hear with your ears' concluye"
[Notas interiores sobre Mr Follow Follow, en la edición de "Zombie" correspondiente a la serie Fela Originals]


B'dum b'dum