lunes, 9 de julio de 2007

Si tu perro dice miau, si tu gato dice guau


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La Fonográfica General no es exactamente el huracán de actitud esperado. La intención es buena, los esfuerzos se intuyen sinceros, y los vinilos son del color y el tamaño perfectos. Pero, como idea global, está bastante por detrás de lo que su manifiesto promete. Es algo que tiene que ver con el enfoque. Quizás la clave esté en ese lema que han convertido en su slogun: "La Fonográfica General somos todos". Un poco al estilo de las campañas de acumulación de votos o de esa propaganda institucional de la que tan bien servidos vamos en esta ciudad que tantas cosas tiene por disimular detrás de frases huecas. "La Fonográfica General somos todos". "El Barça somos todos". "La izquierda somos todos". "El Fórum somos todos". "Zaragoza 2008 somos todos". "El P.E.G.S.C. somos todos"... Pero no. Por muy bien que pueda sonar a los oídos más ingenuos, "ser todos", sin una verdadera dirección que compense la amalgama de acciones indiscriminadas, es un paso en falso que anticipa una carrera llena de tumbos.

Con los tiempos que corren, quizás no sea la más inteligente de las ideas apedrear el tejado del vecino, ni es ésa, por mucho que pueda parecerlo, nuestra intención. No se trata de clasismo, sino de sentido común. La aportación de la Fonográfica es sin duda interesante, y solo esa evidente falta de tamiz impide que sea lo suficientemente importante. Nada más. Que nadie crea leer aquí algo remotamente relacionado con el odio, rabietas de viejo o mezquinos reproches fomentados en el elitismo, comportamiento que desdeñamos hasta donde es posible sin caer en la vulgaridad. Es solo que, aunque en conjunto puede parecer una iniciativa loable y bastante digna, la impresión final lleva a una valoración sin maldad, pero también sin amor personal. Tal vez lo mejor para ilustrar todo esto sea un ejemplo: Dejando de lado -por favor- el agravio comparativo, las actividades pasadas y presentes de la gente del Rosaparks/Croatan (1) tienen todo lo que a la Fonográfica parece faltarle.

Las oquedades de la Fonográfica son algo que se hace patente en el momento en que, nada más llegar, alguien pone en tus manos un disco de Francisco Nixon. Una voz malintencionada susurra con insistencia desde algún rincón oscuro de nuestra mente que cada vez que se edita un single de Francisco Nixon, otro de J. Irízar se queda en agua de borrajas. Desde la portada del 7", Nadia Comaneci se empeña en recordarnos en cinco pasos de gimnasia que, desde luego, no todos pensamos igual.


Afortunadamente, el Espai Jove de l'Eixample (EJE para los habituales) dispone de un fabuloso patio en el que es posible conseguir, incluso, que te piquen los mosquitos. Un lujo, y no exclusivo de los ricos, en esta ciudad biológicamente estéril, capaz a lo sumo de proporcionar un hábitat apropiado a palomas tullidas y mutantes. Todas las salas de conciertos deberían tener un lugar así, donde el público pudiera aliviarse del agobio que supone un determinado grupo. De paso se conseguiría por fin que los grupos se librasen del peso de los inagotables pelmazos cuya charlatanería inunda las primeras filas de los conciertos. Que tocan Los Inéditos, terracita. Que tocan MG, a la terracita que vayan otros. Es simple, pero funciona.

Los Inéditos no incitan a mucho. A lo largo de una lista interminable de versiones,como mucho lo hacen a la imitación, y eso en el mejor de los casos: remember del remember del remember del power-pop, secuelas y precuelas, hasta llegar a Eddie & The Hot Rods o Badfinger. Viejas fachadas sin otro valor que el de la distracción. Cosa que ellos también saben.

¿No hubo entonces satisfacciones que realmente importaran, en la víspera de San Fermín? Por supuesto que las hubo. De lo contrario no estarías leyendo esto. El viernes se desvelaron por fin los interrogantes que planeaban sobre esos rumores de nuevas formas en crecimiento nacidas del legado de Bananas. Formas significativas, se entiende. Concretamente, dos direcciones desdobladas y prácticamente divergentes: MG, con Germán, se han quedado la orfebrería, mientras que Fabra y Puig, con Miguel, se han quedado el... ruido.

MG representan el viaje a la pureza de un Germán (Banana) calmadísimo y algo ludita. Al menos eso es lo que transmite, talento y humildad. Transitan los caminos del blues y otras músicas primitivas (o primitivizadas) de una manera tan excepcional como casi-casi virtuosa. Quienes hayan escuchado a Bananas ya pueden imaginar a lo que la palabra virtuosismo suena en las manos de Germán. Por supuesto, se trata de una utilización de la técnica con mucho sentido, fantasiosa, imprevisible y, ahora, prácticamente minimalista: A todos los efectos, existe musicalmente un nuevo Germán, con una sobredosis de serenidad y la única compañía de Mónica a la batería. Son canciones de un carisma pacificador que cobran vida irremisiblemente, revelando una hermosura que antes habría quedado oculta en la maraña impetuosa banana. MG destapan por completo la habilidad de Germán para extraer emociones de esas seis cuerdas de guitarra, curtidas en el rockabilly e incapaces de permanecer quietas.

Por su parte, Fabra y Puig conservan el mismo gusto de antaño por los Cramps. Cayeron dos versiones suyas como parte de un repertorio en el que encajan con comodidad. Si MG es pureza, Fabra y Puig son cabezonería, la cabra que tira al monte. El jangle psicobilly, si es que tal cosa puede materializarse de alguna forma, que si pudiera lo haría como lo hacen ellos: sin bajo y con hasta tres guitarras. En el caso de que Incrucificables no llegaran nunca a tocar en directo, una carencia de consecuencias prácticamente venenosas para nosotros, éste es el único antídoto que podemos llegar a ingerir. Los mejores momentos, hay que decirlo casi con reverencia, fueron aquellos en los que sonaron como unos Jesus & Mary Chain con sus raíces en el rockabilly de Memphis, en lugar del surf de California. A merced del feedback (2), y con un Miguel (Bananas, Incrucificables) en fase comemicrófonos a lo Lux Interior y vestido de Norton Records. Matices nada casuales.


B'dum b'dum

(1) Rosaparks fue un DVD-zine de corta pero intensa vida. Croatan es (o ha sido) un microespacio emitido por Barcelona TV, no menos breve o intenso. Sus creadores lo definían como "un programa de realidad-fricción", lo cual se aproxima bastante a su esencia, que presenta hechos reales mediante un hilo narrativo intencionadamente confuso, atravesado por invenciones y medias verdades.
(2) Aquí las culpas habría que echárselas a otro Miguel: Miguel M.A.L. También estuvo sobre el escenario Germán, contraponiendo ciertos punteos que quedaron completamente sepultados en la mezcla.

2 comentarios:

Iván Conte dijo...

Pues sepa que no está solo en su valoración de la Fonográfica General. A mí también me caen bien y, en principio, tendrían mi apoyo, pero si luego vas a una fiesta suya y te encuentras con otro grupo más que se mueve en las coordenadas Deluxe-Ivan Ferreiro-Planetas-Oasis (glups!!!)… pues el aplauso se hace francamente difícil. La fiesta que describes en esta entrada es mucho más interesante de todos modos. En el caso de Gijón quizás algo de culpa la tenga la alarmante falta de grupos de pop con sustancia y / o sangre en las venas, en fin…

PD: es un placer leerle mientras desayuno, jaja.

mr sloane dijo...

Exacto. Ese era el sentido de la crítica. Descepciona un poco ver una idea tan interesante desaprovechada en según qué cosas. Respecto a Asturias, no creo que falten asturianos con sangre en las venas... lo que ocurre es que todos emigran :)))

Por cierto, vi su comment sobre el resentimiento, que por supuesto le agradezco, aunque sea tarde...