
Robert Crumb a los cuarenta
Aunque la versión oficial así lo establezca, Robert Crumb no es solo ese pionero del underground del que hablan los libros de historia: padre perverso del gato Fritz, Mr Natural y Mr Snoid, autor de la portada del "Cheap Thrills" de los Big Brother de Janis Joplin, y editor fundador del mítico fanzine Zap. Material todo éste íntimamente relacionado de uno u otro modo con la revolución psicodélica y los años marcados por el flower-power californiano, se trata simplemente de la cara más conocida de un autor que se alejó en cuanto pudo del hippismo y las etiquetas, y que nunca dejó de publicar cómics, sin preocuparse lo más mínimo de lo que la fama reclamaba de él.

Los ochenta y los noventa fueron para Crumb los años de madurez. Ya no era, como lo fue en los sesenta, ese joven dinámico, con iniciativa y entusiasmo, dispuesto a abanderar un comix underground en sintonía con los tiempos que corrían. No, las personas habían cambiado, los tiempos habían cambiado y Robert Crumb se había dado cuenta a tiempo. Se convirtió en un verdadero espíritu libre de la historieta, alguien que sabía que su nombre le permitía ciertas licencias en el marco de una cultura que él mismo había ayudado a crear, y que por tanto no estaba obligado a obedecer ninguna regla fija.

- Parodias autobiográficas: El Crumb pervertido, el Crumb amargado, el Crumb de carne y hueso, en definitiva, lleno de defectos y encantos difíciles de apreciar.
- Personajes públicos: Es decir, pretextos e iconos para las más arriesgadas visiones y opiniones del propio Crumb, encubiertas tras las apariciones "estelares" de Philip K. Dick (místico-iluminado), Jean-Paul Sartre (alucinado, capaz de provocar la náusea con su sola presencia) o Donald Trump (la razón capitalista como generador de irritante seguridad en unos y de odio visceral en otros). Las ocho páginas del homenaje a Philip K. Dick se pueden leer aquí
- Cosas de la edad: Cuando Robert Crumb se enfrenta a sí mismo en "La crisis de madurez de tío Bob" lo hace con toda la calma y la serenidad del mundo. Así es exactamente como aparece la crisis en el mundo real. Un buen día te levantas y allí está, a tu lado sin hacer ningún ruido, pero omnipresente y del todo posesiva. Y ni siquiera un buen disco o la mejor de las mujeres pueden hacer que desaparezca.
- Alta y baja cultura: O "La Náusea" vs el pijerío. Sartre contra Mode O'Day. Del más alto al más bajo de los estamentos culturales, todo puede ser abominable y, a la vez, provocar una sonrisa.
- Autocrítica de los sesenta: Oh, Dios, ¿cómo nadie fue capaz de verlo?... "Hacia 1969, un demonio llamado paranoia empezó a deambular por Hashburg. Las drogas se hicieron duras y la gente usaba pipa. Atracos, crímenes, violaciones, comercialización y demás plagas cayeron sobre el barrio... un espectáculo repugnante... Entre 1969 y 1970, la gran rueda se puso a girar vertiginosamente, despidiendo a la gente en todas direcciones. ¡El rollo se desintegraba a toda leche!. Entonces no teníamos claro que nos encontrábamos en la cresta de una ola... creíamos que nunca se iba a venir abajo... Pero, por último, la ola fue a estrellarse contra la costa... Dejando a la tira de gente hecha migas y con un sabor salado en la boca...". Y tras este gran resumen basado en sus propias vivencias hippies, Crumb añade, irrespetuoso consigo mismo: "¿Os quedáis con la metáfora poética?".
- La bonita música de nuestros abuelos: "¡Odio a Bruce Springsteen! ¡Shylock! ¡Usurero! ¡Contaminador de almas! ¡Embaucador de inocentes! ¡Proxeneta! ¡Alcahuete! ¡Puta barata!". Y un par de páginas más adelante Crumb confiesa sus porqués: "No sé... supongo que será de tanto escuchar discos antiguos... un mundo perdido, auténtico de veras... la extinción de las viejas y ricas tradiciones musicales... ¡A mí se me parte el corazón!". Y debe ser verdad; no hay más que verle acariciar devotamente esos discos de la Okeh, Victor, Domino, Banner... blues, jazz y folk de otra era mucho más crujiente. Música hecha con la tabla de lavar, grabada a 78 rpm y con la estática en su sitio.
- Muchas mujeres: La verdad es que ciertos colectivos (nominalmente las feministas) no son capaces de ver la enorme ironía de ponerse en ridículo a uno mismo el primero. Y Robert Crumb frente a las Supermujeres Crumb resulta siempre ridículo. "La fealdad no es ningún mérito personal" reconoce el más-bien-feo Crumb, quien de pasada se autoparodia haciéndose llamar "El llorón cósmico". Se diría que pone a prueba a las feministas, dejando entre viñetas clarísimos mensajes ("Esto es una alegoría, ¿vale?") que solo un imbécil podría pasar por alto. Hasta un ciego lo vería: Si esas mujeres-neumático están por todas partes es porque Crumb es aún más mequetrefe a su lado.
- Agresividad y ternura: Se trata de cómics. Tiene que haber patadas, mamporros, algún refriegue de sexo gorrino, casi-sado-maso... Como personaje, Crumb reparte y recibe un poco de todo esto. Cuando reparte lo llaman "agresividad", cuando recibe lo llaman "ternura".
Y seguro, seguro, que esa bonita música de nuestros abuelos tiene algo que ver...
B'dum b'dum
(1) Todos ellos editados en castellano por La Cúpula. Llegaron envueltos en papel de regalo, delatando a Mic como ideólogo-buscador.
2 comentarios:
El cómic sobre Dick es cojonudo...
Se entiende que Alejo enloqueciera tras su muerte.
oye, lo que quiero es hacerte una pregunta, o dos: sabés cómo se llama la canción que aparece en el documental acerca de crumb, cuando habla de la música antigua, precisamente? y quién es el grupo, y, se puede conseguir??? gracias, ciao.....mi correo es zagreus1988@hotmail.com
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